Ya hace más de un mes, que regresé de tus tierras, y aún siento el olor de tu tragedia. Mis sentidos siguen sin olvidarte, porque no puedo…ni debo.
Ya hace más de un mes, que compartí expedición con otros compañeros de la Policía Local. Que compartí inquietud y desolación, con otros compañeros y compañeras de Protección Civil.
Durante nuestra estancia junto a vosotros, compartimos dolor y sufrimiento, pero también oxígeno y resiliencia.
Ya hace más de un mes, que traje la mochila cargada de conocimientos y experiencias en forma de regalo. Presentes que no serán jamás olvidados, sin moverse de ese tiempo dentro de mí, sin pasado y sin futuro. Pero con pasado para aprender lecciones, y con
futuro para seguir caminando con el corazón latiendo más fuerte que nunca.
Ya hace más de un mes, que os llevamos desde Los Barrios con el empuje de todo nuestro pueblo, esa perla de un rosario que a un ángel se le cayó para iluminar vuestro sendero, ese clavel encendido que en mayo floreció para profundizar en vuestro aliento, y los repiques de un campanario, para ayudaros a seguir luchando.
Aprovecho estas humildes letras, para que sirvan de reconocimiento también a mis compañeros y compañeras de Policía Local y Protección Civil de Los Barrios, ya que yo he podido sentirlos de primera mano, a pie de campo. Con las botas manchadas de barro. Los he visto dormir en el suelo, trabajar, dejar a sus familias para irse a un lugar donde no sabían lo que se iban a encontrar, sufrir, implicarse, entregarse en cuerpo y
alma…y los he visto llorar. Ejemplos de servicio público, de vocación. De compromiso y responsabilidad. Leales a sus cometidos y a sus labores asistenciales.
Por todo ello, ensalzo la grandeza y la belleza de la palabra RECONOCER; si se fijan con detalle, se lee igual de izquierda a derecha, que de derecha a izquierda.
Mi orgullo, mi admiración…y mi gratitud eterna a todos ellos
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