Aunque desde siempre he defendido que no se puede generalizar con la inutilidad de los políticos, cada día dan más razones para ello.
Me comenta una vecina de la zona centro el desastre que están provocando las obras en la zona del antiguo mercado de abastos, de la próxima biblioteca y argumentos no le faltan, me dice que lleva mas de dos semanas inutilizados mas de treinta aparcamientos vallados y en la que todavía no se ha actuado (algunos vecinos han optado por saltándose la valla aparcar el coche en ese lugar), además me dice que cada día son mayores los problemas de tráfico que esta obra está generando, coches saliendo por calles con sentido prohibido, como alternativa a la formidable vuelta que hay que dar para salir de allí. Me consta que esto ya ha pasado en otras obras del municipio.
Soy de las que piensan que es más fácil en la mayoría de los casos hacer las cosas medianamente bien que hacerlas mal.
La pregunta obvia es ¿quien tiene la obligación de organizar este caos?. Si son los responsables de las obras, cosas que dudo, se puede entender, pero si es el ayuntamiento, como parece lógico, pues si que es preocupante. No hay nadie en el ayuntamiento que simplemente organice racionalmente cuando se pueden y deben cortar unas calles y cuando otras. La verdad es que cuesta entender como son capaces de ser tan poco eficaces, tan poco previsores, tan pésimos organizadores, tan estrechos de miras, tan insistentemente tozudos.
Mientras se desarrolla “el absurdo circo actual en el ayuntamiento donde los jefes (líderes es otra cosa) de partido, se tiran los consabidos trastos, que unos y otros se las pasan “por las columnas de Hércules”; una se dedica a pensar que la inutilidad de los políticos locales es generalizada y parece que nos obligan a creer que estos políticos piensan que su audiencia (o sea, nosotros) somos tontos y por eso nos tratan como tales.
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