Redacción | Gibraltar
Estas tres mujeres son creadoras de literatura para niños, uno de los instrumentos más útiles para transmitir valores a los más pequeños de la casa. Además de presentar sus obras, cada una de ellas ha explicado su intencionalidad y qué valores subyacen en su literatura.
La linense Susana Oda, autora de Colegas, se ha centrado en la literatura que va dirigida a aquellos niños y niñas que no saben leer o tienen aún una baja comprensión lectora; son por tanto los progenitores los que les leen. Según ha expuesto Oda, a esas edades la literatura sirve no sólo para despertar el interés de los más pequeños, “sino también para reforzar y estrechar los vínculos afectivos entres padres e hijos”.
“La literatura infantil es una forma directa, fácil y divertida para que los niños conozcan valores tan importantes como la tolerancia, la amistad o la sinceridad”, ha puntualizado.
Begoña Curiel es la autora de Kako en un mar de cuentos, un libro de relatos cortos para un público infantil entre los 8-9 años y con una ya elevada capacidad de comprensión.
Curiel ha desgranado algunos de los valores que están presentes en su obra, entre ellos la tolerancia, “cuya ausencia conduce a la discriminación”, y el respeto al medio ambiente y los animales. “En el libro también están presentes el miedo a enfrentarse a situaciones difíciles o desconocidas, la incapacidad de muchos padres para escuchar a sus hijos o pasar tiempo con ellos; y la importancia de la libertad, de poder hacer aquello que te gusta y no te dejan”, ha puntualizado Curiel, que nunca pensó que haría un libro de cuentos. “Siempre he escrito, pero no este tipo de relatos. Ha sido algo circunstancial”, ha apuntado la escritora y periodista vasca y afincada en Algeciras.
Retundi y los mundos de Ana es el título del libro de la linense Soledad Ruiz, miembro de la Unión Nacional de Escritores. Ruiz es una mujer gitana y aunque en su obra no aparece la palabra gitano, en ella sí están presentes valores muy destacados en esta cultura, como el respeto a los mayores o la familiaridad.
Con esta obra, que está dirigida a todos los públicos aunque especialmente a los niños, Ruiz pretende además lanzar un mensaje: “Yo apenas sabía leer y escribir. De hecho, estoy estudiando para sacarme el graduado escolar. No soy una escritora al uso; sigo luchando y formándome para serlo. Creo que soy un ejemplo para esas niñas que, gitanas o no, dejan los estudios sin apenas formación”, ha manifestado.