Música y teatro de calidad alumbran las noches del festival

Una película del sudafricano Madoda Ncanyiyana y dos del homenajeado Mambety mantienen alto el listón del cine que se ve estos días en Tarifa


El Festival de Cine Africano de Tarifa es también un lugar de encuentro para disfrutar de las mejores propuestas artísticas del continente vecino. Música y teatro añaden atractivos a las noches de Tarifa. El público no sólo pide cine. Los dos espectáculos de hoy no desmerecen en calidad respecto al alto nivel de las películas que se están proyectando estos días.

La música la pone este martes por la noche Simao Félix, compositor, cantautor y guitarrista nacido en Guinea Bissau y residente en España desde hace 25 años. Desde las diez de la noche hasta las once, Simao Félix y su grupo contagiarán al público con sus ritmos afro-fusión, jazz y funky. Su escenario es el bar del hotel Misiana, un espacio con decorados vanguardistas y un agradable olor a incienso patchuli. La voz y la guitarra de Simao Félix vienen acompañadas por la batería de Manolo Vergne, el bajo eléctrico de Juanjo Álvarez, el teclado de Ray Tassola, la percusión de Fidel Márquez y el saxofón de Rigoberto Mustelier.

A unos 200 metros del lugar del concierto, una hora antes tendrá lugar la segunda representación del monólogo teatral Mulher Asfalto, interpretado por la actriz mozambiqueña Lucrecia Paco. El monólogo se estrenó en la noche del lunes por primera vez en España y quizás por ello tuvo tanto éxito entre el público, que llenó la antigua biblioteca de Tarifa convertida en sala de espectáculos. Mulher Asfalto es una versión dramatizada de la obra de Alain Kamal Martial, escritor de la Isla Mayotte, territorio francés de ultramar en el Océano Índico.

Lucrecia Paco, de pie sobre un escenario rodeado de público por todas partes, dio vida a una prostituta que grita, gestualiza y exclama. Momentos de gran intensidad y fuerza coreográfica se enlazaron con secuencias más musicales, en las que la sutileza de los movimientos deja ver la tristeza, esa tristeza profunda que anida en el corazón de quien vende su cuerpo por dinero. El público premió con aplausos su actuación y la de Cheny Wa Gune, músico mozambiqueño que la acompañó con sus instrumentos tradicionales: el xitende, la timbila y la kalimba.

Muy buena música tradicional zulú tiene también la película Izulu Lami, del sudafricano Madoda Ncanyiyana. Es un largo de ficción que retrata la vida de dos niños huérfanos que viajan desde el campo a la ciudad. Allí se enfrentan a un montón de problemas. Los demás niños de la calle, precursores de su aventura, son su única ayuda. La película ha causado sincera emoción entre buena parte del público que llenaba hoy la sala del colegio Guzmán el Bueno.

Otras películas del día son Desarrollo humano, de David Muñoz, que compite en la sección A través del espejo; o Triomf, del sudafricano Michael Reaburn, que habla de las condiciones de vida de los blancos de clase baja en la Sudáfrica actual.

El menú cinematográfico del día se completaba con un plato fuerte: dos películas de Djibril Diop Mambety en las que más claramente el senegalés muestra su cara pedagógica y su voluntad didáctica. Son Le franc y La petite vendeuse de soleil (la pequeña vendedora de sol), ambas de alta calidad poética y fina sensibilidad. Ambas fueron rodadas en Dakar en la década de los 90, pero siguen teniendo actualidad y un mensaje fresco y sincero.

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