Diputación aumentará su aportación al pueblo saharahui a partir del año 2018

Las relaciones entre la Diputación de Cádiz y la Federación Provincial de Asociaciones Solidarias con el Sahara cumplen una década de existencia. Fue en 2007 cuando diferentes proyectos de cooperación diseñados por este colectivo tuvieron el respaldo económico de Diputación. Desde entonces esta colaboración se renueva anualmente.

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Redaccion | Los Barrios

La ayuda agrupada en este periodo se cifra en 276.000 euros transferidos desde el área de Coordinación Política de la que es responsable el vicepresidente de Diputación, Juan Carlos Ruiz Boix.

La mayor parte de este importe se dedica a la contribución al programa Vacaciones en Paz al que se destinan 10.000 euros por ejercicio desde el año 2011. Esta aportación aumentará en 2018 según ha confirmado la diputada provincial Elena Amaya en el curso de un encuentro celebrado con el nuevo delegado del Frente Polisario en Andalucía, Mohamed Zrug. En esta reunión ha participado el responsable técnico del servicio de Cooperación Internacional, Carlos Perales.

Mohamed Zrug expuso las necesidades más acuciantes de los campamentos de refugiados y centradas fundamentalmente en tres ámbitos: educativo, sanitario y políticas de igualdad. El delegado saharahui explicó que el desarrollo de estas iniciativas también beneficia a las denominadas políticas de juventud, considerando la capa de población mayoritaria en estas poblaciones y asentamientos.

Elena Amaya tendrá la oportunidad de conocer los resultados de esta cooperación a partir de mañana viernes. La diputada provincial participará en el viaje a Dajla que organiza el Ayuntamiento de Ubrique y la Asociación de Solidaridad con el pueblo saharahui ‘Tierra Libre’ radicada en esta localidad de la Sierra de Cádiz.

Representantes del Ayuntamiento de Ubrique se trasladan a la región argelina de Tinduf para renovar el hermanamiento del municipio serrano con la daira de Tinigir (perteneciente a la wilaya de Dajla).  En el programa de este desplazamiento se incluyen visitas a la escuela, a la guardería o al dispensario de Dajla, así como encuentros con mujeres saharahuis y con menores con necesidades sanitarias o educativas.

Casi 200.000 personas sobreviven en unas condiciones muy duras. Como refugiados en unos campamentos en los que, en verano, se registran temperaturas diurnas que oscilan entre los 50 y los 56 grados centígrados. Sin agua corriente en las tiendas donde habita la mayoría de la población y con unos medios precarios. En este medio hostil la dependencia hacia la cooperación exterior es absoluta; una solidaridad que, en los últimos años, ha menguado.

Los destinatarios de esta ayuda conforman una sociedad que, hasta 1975, era española y que aguarda el cumplimiento del referéndum de autodeterminación reconocido por la ONU a través de la Misión de Naciones Unidas para el Sahara Occidental (MINURSO). Esta consulta fue convocada para el año 1992 con lo que se acumula un cuarto de siglo de retraso.

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