Ángel Tomás Herrera | Licenciado en Derecho
– Paul Ekman, psicólogo descubridor de las micro expresiones en la comunicación no verbal o kinésica humana.
El zoologo Desmond Morris explica en la introducción de “El mono desnudo”: “Hay ciento noventa y tres especies vivientes de simios y monos. Ciento noventa y dos de ellas están cubiertas de pelo. La excepción la constituye un mono desnudo que se ha puesto a sí mismo el nombre de Homo sapiens.” No sólo nos hemos autodefinido como hombres “sabios” y desnudos, sino que nuestra sociedad, nosotros mismos, no dejamos de ser comunicación, en todas sus formas. Una comunicación que está en todo y en todos, y de la que el 7% es verbal y el restante 93% no verbal o gestual. Ya lo había pronosticado Daniel Goleman, al hablar de la inteligencia emocional o social, que pervive en la humanidad, que es nuestra esencia humana.
Quien más ha profundizado en los comportamientos gestuales y las llamadas micro -expresiones ha sido el psicólogo Paul Ekman, que tras un largo periodo de tiempo investigando, ha podido demostrar a la ciencia, como las expresiones faciales de las emociones básicas ( repugnancia, miedo, sorpresa, felicidad, ira o tristeza… ) son comunes a todas las personas. Para ello Ekman estudió las expresiones emocionales de tribus indígenas papúes, aisladas en la Edad de Piedra y sin contacto alguno con otros seres humanos, concluyendo así que dichas expresiones no son simplemente sociales, sino que tienen un origen biológico, una función adaptativa, tal y como planteaban las hipótesis evolucionistas de Charles Darwin, aunque éste nunca pudo llegar a demostrarlo. Muchos lo desconoceran, pero el estudio de Ekman supone el gran descubrimiento del siglo XX, tras la teoría del origen de las especies y la selección natural de Darwin. No sólo ha supuesto el reconocimiento de esa comunicación kinésica, por encima de individuos y culturas, sino que ha demostrado el origen biológico y no cultural de la misma. Los gestos delatan nuestros pensamientos, reflejados en las expresiones del rostro y nuestra actitud corpórea.
Ekman ha descubierto algo que todos tenemos en común, y que compartimos todos, independientemente de culturas, razas o costumbres. Sus estudios han llevado a añadir nuevas emociones básicas, y están sirviendo para comprender la comunicación y psicología humana. La micro-expresión es un gesto facial breve e involuntario que surge como reacción a una emoción, ante una pregunta o situación, generalmente de alto riesgo, donde la persona tiene siempre algo que perder o ganar. Por tanto las micro expresiones son muy difíciles de ocultar, y sirven para saber qué piensa realmente el individuo, y si dice o no la verdad. Es por ello que actualmente se está investigando y creando una tecnología avanzada para detectar de forma eficaz estas micro-expresiones, sobre todo en el campo militar y la investigación judicial y policial de delitos.
Se están creando novedosos sistemas informáticos que tienen en cuenta todo ese complejo sistema de Codificación de Acciones Faciales o FACS, que identifica los músculos productores de las expresiones, detectando esa mueca o gesto que se produce en segundos y muestra la expresión facial del miedo, la sinceridad, el asco o cualquier emoción básica. El campo de la psicología y antropología ha tendido puentes con la métrica de gestos y se están creando softwares y programas informáticos como Magíster, que detectan a la perfección estas micro expresiones, siendo muy utilizado en la investigación criminal y en la mediación. Incluso se están creando programas que detectan la verdad de la mentira en los ojos del sujeto. Parece ser que el polígrafo puede resultar eficaz en la identificación de una persona cuando miente y en la generación de confesiones por parte de criminales, pero es poco fiable con el sujeto inocente (honesto), porque las personas inocentes pueden mostrar determinada excitación fisiológica debido al estrés, y a menudo el polígrafo los identifica como mentirosos. De aquí la gran fiabilidad y eficacia que muestran esta nueva tecnología basada en las micro-expresiones de Ekman.
No sólo se utilizan las técnicas de estos gestos involuntarios en las actuaciones militares, policiales o judiciales, también está sirviendo de gran ayuda para la solución de conflictos sociales extrajudiciales, es decir, para la mediación. La implantación de la mediación como medio alternativo de resolución de conflictos, se ha debido en parte a la existencia de líneas de investigación que han consolidado una metodología propia, desarrollando el modelo de Harvard, el transformativo y el modelo circular narrativo de Sara Cobb, originario de la mediación familiar. Este modelo mediador ha resultado muy eficaz en conflictos internacionales, y ejemplo de ello lo tenemos con la llamada Guerra de los Seis Días, donde el modelo teorizado de Harvard resultó fundamental para eliminar las hostilidades entre egipcios y hebreos sobre la Península del Sinaí. Actualmente las técnicas del profesor Ekman, sintetizadas y automatizadas en un software de reconocimiento facial, están siendo muy utilizados en los procesos mediadores particulares, con gran éxito, como he podido comprobar con la demostración que realizó al efecto la mediadora Gemma Pons, durante el reciente Curso de Mediación Civil, Mercantil y Concursal, en el que un servidor ha tenido la suerte de participar – impartido por el Ilustre Colegio Oficial de Abogados de Cádiz y la Escuela Española de Mediación y Coching.
Después de las explicaciones y demostración que presencié, el software de reconocimiento facial, se puede convertir en la deseada “máquina de la verdad”, aunque necesite quizás adaptaciones y una mejor calibración y ponderación de las distintas microexpresiones. Aún así – y salvados todos los detalles – pienso que se convertirá en pocos años en una herramienta habitual y práctica en alguna de las fases del proceso de mediación, a parte de un instrumento básico en las investigaciones psicológicas, psiquiátricas o sociales, y en la investigación criminal, judicial y policial. Parece ser que la ciencia ficción se acerca cada vez más a la realidad cotidiana.
“La verdad está escrita en nuestras caras” – Paul Eckman.
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