“Enchufadilla”

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José Antonio Ortega | jaortega@jaortega.es - www.jaortega.es

Si no fuera porque dimana de un Juzgado (el de Instrucción nº 4 de los de Algeciras) y porque ha sido dictada por una magistrada en ejercicio, uno podría pensar, después de leerla, que la sentencia que absuelve al alcalde de Los Barrios, Jorge Romero, de una presunta falta de injurias contra una ex trabajadora municipal tiene algo de chiste y que incluso destila un cierto cinismo, se supone que inconsciente.

Dar a entender, como en efecto se da, que llamar “enchufadilla” a la denunciante puede explicarse simplemente como un intento del primer edil barreño de referirse a la circunstancia de que ésta accediese a una plaza de la plantilla del Ayuntamiento de Los Barrios sin pasar por un proceso de selección suena como a burla. Y, más aún, si se tiene en cuenta, además, que no es verdad que la extrabajadora protagonista de este litigio personal con el señor Romero fuera ocupante de dicha plaza en propiedad, como lo prueba su propio despido. Igual que no es verdad que entrara a trabajar siendo su padre concejal del PSOE cuando la realidad es que entró siete años después de que éste dejara de serlo, una vez retirado de la política activa.

Esto equivale poco menos que a decir que llamar, por ejemplo, “mariconcete” o “mariconcillo” a un individuo no tiene nada de ofensivo, sino que es una forma de referirse a la condición u orientación sexual del aludido y, por supuesto, sin ánimo de faltar ni nada por el estilo

No sé ustedes, pero yo en este caso comparto la tesis que hiciera pública esta semana la Plataforma de Despedidos del Ayuntamiento y creo que es más que evidente que la expresión utilizada por el alcalde y dirigida a la extrabajadora tiene connotaciones despectivas y fue pronunciada con el ánimo de zaherir. Independientemente de que, desde el punto de vista de la legalidad, ese ánimo de fastidiar o joder al prójimo no pueda ser en sí mismo condenable.

También coincido con la opinión de la plataforma en cuanto al crédito y el descrédito que la titular del Juzgado de Instrucción nº 4 de los de Algeciras otorga a los testigos presentados en la vista oral por cada una de las partes el pasado 1 de septiembre. Pues me parece muy desafortunado por parte de la jueza –por no decir otra cosa– el hecho de que sí dé por bueno el testimonio del trabajador municipal que acompañaba al alcalde el día de autos, a pesar de que, dada su relación de sometimiento jerárquico ante el denunciado, pudo ser influido o coaccionado para declarar en un determinado sentido, y no los dos testimonios a favor de la denunciante.

Así que, si resulta que llamar “enchufadilla” a una persona no es insulto, supongo yo que tampoco lo será que un servidor llame de igual modo a la cuarta teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Los Barrios, Elena Andrades, que accedió al puesto de operario de cámara que ocupó en OATV sin pasar por ningún proceso de selección, cuando el PA gobernaba en Algeciras, y que dudo mucho lo pasara para acceder al que ahora ocupa en Faisem, después de darse de baja por incapacidad en la televisión municipal algecireña. O que llame –¿por qué no?– “enchufadillo” al mismo alcalde, que años ha prestó, si no me equivoco, sus servicios como mozo de almacén para el Consistorio de la citada ciudad sin concurso-oposición ni nada que se le asemeje de por medio, que se sepa.

Eso sí, dicho sea el apelativo, tanto para el señor Romero como para su compañera de filas y partenaire, con todo el cariño del mundo y sin intención ninguna de ofender.

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