José Antonio Ortega | jaortega@jaortega.es - www.jaortega.es
Este mes que ya casi se nos va se ha celebrado el aniversario de la constitución de la Junta Municipal de Distrito de Palmones y no quería dejar pasar la ocasión de dedicar unas líneas a este acontecimiento, que, en mi opinión, no ha tenido la repercusión y la resonancia que merece.
Fue el 11 de noviembre de 2004 cuando se creó este órgano y el núcleo de población palmoneño adquirió su condición de entidad local autónoma. El Ayuntamiento de Los Barrios, de la mano del PSOE y de quien era por entonces alcalde-presidente de la Corporación, Alonso Rojas, cumplía con su compromiso de apostar por la descentralización administrativa para facilitar la participación y la implicación de la ciudadanía en la gestión de lo público y daba satisfacción a una vieja reivindicación de la gente de la aldea marinera, que aspiraba a contar con mayores cotas de autogobierno respecto a los asuntos de su más directa incumbencia y, por fin, lo conseguían.
A partir de ese momento la junta municipal de distrito inició su andadura y fue dotándose de competencias, actividad y recursos con un único objetivo: mejorar la calidad de vida de los vecinos de Palmones. Es decir, se convirtió en una institución con personalidad propia dentro de la administración municipal con capacidad para elaborar y gestionar su propio presupuesto y para ocuparse de los problemas y los intereses específicos directamente relacionados con el territorio de su jurisdicción dentro del término barreño y con sus habitantes.
Desde 2004 en adelante se trabajó denodadamente, y me consta, para suplir las carencias que afectaban a Palmones en materia de servicios básicos, así como educación, sanidad, atención social, urbanismo, seguridad e infraestructuras, y se realizó también un esfuerzo por embellecer el núcleo y su entorno, plasmado en su céntrica avenida Andalucía, en su coqueta Plaza del Mar y, sobre todo, en su hermoso y encantador Paseo Marítimo, un lugar con unas vistas, a orillas de la desembocadura del río y de las marismas, del que, estoy seguro, los palmoneños se sienten orgullosos.
También se abrió una oficina de atención a los ciudadanos para que éstos no tuvieran que desplazarse constantemente a Los Barrios a efectuar trámites administrativos y se habilitó un centro desde el que se coordinaba y coordina toda la acción de la propia junta, para la que llegaron a trabajar, directamente o indirectamente, unas diez personas, si la memora no me falla, y ahora, si no me equivoco, trabajan sólo dos, por cierto.
Todo ello, cómo no, gracias a la encomiable labor de la edil Pilar Olivares, en su calidad de primera presidenta. Una persona noble y querida que en el desempeño de su cargo siempre estuvo al pie del cañón y, sobre todo, a disposición de los palmoneños.
Aunque haya a quien no le guste, y aunque quienes hoy gobiernan Los Barrios tampoco tengan la decencia de admitirlo, el reconocimiento de la singularidad de Palmones y la creación de un órgano de autogobierno al servicio de los habitantes de este núcleo de población fue obra del Partido Socialista. Y gracias a ese paso que se dio hace ahora diez años, de la mano del PSOE –como decía al principio– y de la Corporación que entonces presidía Alonso Rojas, la aldea marinera pudo vivir sus mejores años de bienestar y progreso. Hasta que, en plena crisis, el PA llegó a la alcaldía en 2011 y, pocos meses después, arrasó prácticamente con casi todo lo bueno que desde la Junta Municipal de Distrito se logró o se hizo.
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