Rafael Fenoy Rico | Secretario de Comunicación Educación de la Confederación General del Trabajo (CGT)
En el interior del submarino “octubre rojo”, la tensión se refleja en los rostros, desencajados por el miedo y la duda, de la tripulación presente en el puente de mando. Sólo el comandante, Marko Ramius, mantiene la calma. Sentado, en el puesto de mando, medita mientras los presentes no comprenden como su comandante ha dado una orden tan suicida. ¡Arremeter contra el torpedo lanzado contra ellos, por una nave enemiga. En lugar de efectuar las maniobras evasivas establecidas en los manuales, el comandante ha ordenado poner proa hacia el torpedo que velozmente se dirige al submarino para destruirlo.
Quienes hayan visto la película conocen que el comandante Remius desarrolla una táctica de combate novedosa, arriesgada, suicida para quien no conoce que el torpedo enemigo requiere de un tiempo para “armarse” y poder hacer explosión. De hecho, acortando la distancia que separa al submarino del torpedo, Remius, consigue que al alcanzar éste al submarino simplemente se rompa, sin producir ningún daño. Y la clave de esta táctica reside en acortar tiempo.
Estas secuencias de la película permiten ejemplificar la táctica de combate electoral que Susana Díaz está utilizando. En este caso “la Comandante Susana” pretende, con la aprendida táctica de combate de acortar tiempos, desactivar dos torpedos que amenazan hundir al “submarino” socialista andaluz. El primero, y principal detonante de la maniobra, podría ser el anuncio realizado en diciembre, hace unas semanas, desde IU, socio de gobierno del PSOE andaluz, de la convocatoria de un referéndum a su militancia tras las elecciones municipales, para valorar el pacto de gobierno con el PSOE, y la intención de impulsar la investigación de los casos de corrupción, en los cursos de formación a parados y ocupados, que afecta al PSOE, a UGT y a toda la Junta de Andalucía. El otro “torpedo” no menos preocupante para la “capitana”, es el ascenso de Podemos, que, de tener tiempo suficiente hasta las elecciones autonómicas previstas en 2016, podría presentar un frente de batalla demoledor para un partido socialista que sólo conoce el ejercicio del poder desde hace más de 30 años.
A pesar de que primero, el de IU, ya ha revirado, predicando, tanto Valderas, como Maíllo, por activa y por pasiva, que “No hay razones para un adelanto electoral”; el segundo, el de Podemos, se presenta como el principal escollo para que, en un horizonte no muy lejano, el PSOE pudiera seguir gobernando en Andalucía. A eso se añade, como en la película cuya trama principal era la deserción del Comandante y la oficialía del submarino, que Susana Díaz, felizmente embarazada, parece que guarda algún que otro “as” en la manga y podría “desertar” para asumir responsabilidades electorales estatales en su partido. Como se puede suponer las tácticas de combate electoral se pretenden desarrollar con el mayor de los sigilos.
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