Inconsistencia política Mancomunada

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Rafael Fenoy Rico | Secretario de Comunicación Educación de la Confederación General del Trabajo (CGT)

La Mancomunidad es una institución que a fuerza de decirla, parece consistente, se antoja hasta real, aunque algunas gentes de estos pagos crean que tiene poco que ver en sus vidas y haciendas. Sin duda se equivocan. Esta laberíntica estructura, creada por políticos, para políticos, y con vocación política, se sostiene porque hay voluntad política de que así sea. Aunque no hay ninguna para que funcione como, al inicio de los tiempos pre-democráticos, se pensó. De hecho, podría decirse que, es la percha donde colgar, a través de fundaciones, organismos autónomos y empresas públicas, que gestionan agua y residuos sólidos -los volátiles y acuosos aun no dan dinero por gestionarse, aunque todo se andará- los sueldos de unos cuantos políticos amortizados en sus cargos y sillones de antaño. Cuenta la Mancomunidad con dos sedes: la Institucional, en parque de las Acacias, en Algeciras, y la Sede de los Servicios en la autovía A-7 termino de Los Barrios. Se integran en ella una sociedad pública, una gran empresa pública, Arcgisa; ambos conocidas popularmente por la del “agua” y la de la “basura” y varios organismos autónomos.

En este momento se dilucida, se debate, se “negocia”, se presiona, sobre la gobernanza de esta Institución, que por el arte de las urnas dibuja dos bandos: Uno ya consolidado por Romero y Landaluce (PA-PP), con su acuerdo firmado, y otro que pudiera consolidar su oponente, el PSOE liderado por Boix, que se supone empeñado en concitar las voluntades de IU y Podemos. Landaluce y Romero han firmado un acuerdo para que este último ceda sus votos al PP, con la ayuda de La línea 100 x 100. El acuerdo ocupa 5 folios, aunque en realidad con medio daría suficiente espacio para recoger las pretensiones del regidor barreño (también por la gracia del PP). Que si referéndum, algunas rebajas en recibos, dineros para su pueblo y una referencia a la privatización de los servicios públicos de agua y tratamiento de residuos sólidos. El PP, por sintonía ideológica y, además, necesitado de apoyos en este trance, asume que aquello que dejará de aportar Los Barrios, lo aportarán los otros ayuntamientos y que el referéndum, si la ley lo permite, se haga. ¡Que más le da! Una vez sentado su candidato en la presidencia mancomunitaria.

Por su parte PSOE lleva días detrás de Podemos y de IU, aunque pudiera ser que: Bien porque la letra de lo que al menos Podemos, requiere, se le antoja poco asumible: Transparencia, bajada de recibos de agua y basura, colectores Si o Si y Ya…. O bien por la dubitativa posición de IU en esto de cerrar acuerdos con quienes tienen fama de no cumplirlos, lo cierto y verdad es que probablemente, así se dibuja en manifestaciones concretas ya publicadas, cupiera la opción de una rueda de prensa minutos antes del pleno del Lunes y airear a los cuatro vientos que la convocatoria del Pleno de Mancomunidad es ilegal y que lo impugnarán, eso sí podría incluso escenificarse la no asistencia de sus representantes. ¿Cuál sería el resultado de tamaña hazaña? Pudiera ser que una vez la presidencia del PP, alguien le espetara al PSOE aquello que ¡Dios os lo demande!, para en seguida recibir aquella respuesta ¿Tan largo me lo fiais?, como diría Tirso de Molina en su, así titulado drama.

Posiblemente en el momento que ve la luz este texto, estén aún bis a bis a tres bandas pretendiendo concretar un entendimiento para la posible investidura del PSOE. Además de llegar al acuerdo hay que hacer constar que ambas opciones contarían con 16 votos, es decir un empate, que para unos (el PP) se sustancia en que la presidencia recae en la fuerza política más votada y para otros (el PSOE) la presidencia debe ser ocupada por quienes tienen más representantes en la Mancomunidad. La cuestión es sencilla y compleja al mismo tiempo, ya que ante una apuesta decidida por la privatización de los servicios públicos y el oneroso pago al PA de Romero, de aquello que le importa, que son los dineros, suyos, sin mirar al común interés del territorio mancomunado, permitir la aplicación del pacto PP-PA es una temeridad. Y en esto todos, menos Podemos, tienen empacho, ya que sea por la gobernanza de algún ayuntamiento, ya sea por el hartazgo de las gentes de varios municipios, donde el PSOE sembró poco y malo, el hecho cierto es que la miopía política pudiera imponerse y, sólo entonces, la alternativa al nefasto pacto ya firmado se hiciera imposible. La opción de la impugnación del Pleno, que pasa por alguna cabeza del PSOE, no aborda el asunto de fondo que es la investidura de la presidencia de la Mancomunidad y además llevaría necesariamente a tribunales y ya se sabe el popular dicho, en forma de maldición, “pleitos tengas e incluso los ganes”. Sea como fuere por uno u otro bando es más que probable que se consume una vez más la inconsistencia política mancomunada y el pueblo siga perdiendo ¡cómo siempre!.

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