Por sus obras los conoceréis y no soltad a Barrabas

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Rafael Fenoy Rico | Secretario de Comunicación Educación de la Confederación General del Trabajo (CGT)

No es por el tiempo litúrgico y sí por el tiempo político consecuente. Y es que hay que recordar aquello que, en el inconsciente colectivo desde la más tierna infancia, fue grabado, a fuerza de repetir y repetir, historias contadas oralmente en el seno de culturas casi iletradas y ancestrales. Sobre todo las personas de cierta edad, han oído y no una -sino múltiples veces- sentencias, parábolas, narraciones de sucesos… relacionados con la religión católica.

El título de este texto ilustra una de estas sentencias que Jesús de Nazaret pronunciara, según el evangelio de Mateo o de Lucas (Mt 7:15 o Lucas 6:44) y el suceso de la liberación del criminal y ladrón Barrabas, también narrado por varios evangelistas.

En la primera de ellas se dice “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” Buen consejo para poder establecer quién es quién. Porque “Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.” Y es relativamente fácil, en el ámbito doméstico a salvo de las grandes macro cifras, de los análisis ininteligibles y de los malos agoreros, valorar los buenos o malos frutos obtenidos de las políticas desarrolladas hasta el momento. Y una vez valorado “Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego” y para no equivocarse “por sus frutos los conoceréis.” Como estaba Vd y como está. Esa es la prueba del algodón. Hay mejoría o no la hay, porque tiempo han tenido. Ya que el tiempo electoral es tiempo de valoración sobre todo lo bueno o malo que se ha recibido, que se ha padecido o beneficiado, por parte de quienes fueron elegidos para hacer políticamente grandes cosas, al menos eso prometieron.

La segunda parte del título evoca una desafortunada elección. Porque es tiempo también de contemplar a los que roban, tal como lo recoge Mateo 27: 1, porque “cuando ellos se reunieron, Pilato les dijo: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo?” ¿Alguien hubiera apostado por Barrabás? Declarado culpables de homicidio (Marcos 15,7; Lucas 23,19); probada su actividad de bandolero (Juan 18, 40); y en cualquier caso ((Mateo 27, 16) “un preso famoso”. La oferta de Pilatos aparecía claramente favorable a Jesús, el manso, el justo, el anunciador del nuevo futuro, de una mejor vida. Ya que “competía” frente a un criminal, de sobra conocido por el Pueblo, condenado a muerte.

Pero ¡eh aquí! que en último momento y acuciados los votantes (perdón los allí reunidos) por las arengas publicitarias entonadas por unos cuantos de ¡Libera a Barrabas, muerte al nazareno¡, las sencillas gentes van y contra todo pronóstico, contra toda racionalidad, VOTAN para que salga elegido el criminal ladrón convicto y confeso. ¿Como un pueblo puede beneficiar a un ladrón con su voto?

El 26 de junio hay oportunidad de apartar los malos frutos y, de paso, condenar en las urnas al Barrabás de turno, para que al menos por una vez sirva de precedente.

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