Manuel Ramírez Tocón | Escritor y analista
Cuando corre purpurina por las venas del mimo, cuando el elástico tensa la sonrisa cubriendo el callo del dolor, cuando el confeti llena los vacios bolsillos de los desesperados, cuando las manos blancas retiran lágrimas para pintar mejillas de colores, cuando un arco de serpentinas nos invita a salir a la calle sin secretario judicial ni cerrajero… cuando todo eso ocurre es por la llegada de Don Carnal.
Es tiempo de murgas, de tres por cuatro y de cuplets picantes que nos dejaran afónicos hasta el último responso a la sardina. Es tiempo de dar rienda suelta a la locura de un pueblo que derrama sal y arte mientras se desangra bajo el disfraz de los chinos.
Brillo, luz, música, desenfreno de un pueblo desclavado que vuela en la noche buscándose a si mismo, desplegando alas de plata y fuego y soltando al vacio las garrapatas y los ácaros que lo exprimen.
Pon la cejilla al cuatro!, comparte esa bota chiclanera y cantemos el estribillo. Sin farsete, que abundan…
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