Tribulaciones y venturas del reloj de la torre parroquial

La iglesia parroquial de San Isidro Labrador es, con diferencia, el inmueble más emblemático y notable de Los Barrios. Un edificio que es eje de la historia local desde su construcción y que contiene numerosas y diversas singularidades.

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El cronista oficial de Los Barrios, Manuel Álvarez Vázquez, señala que el origen de la actual iglesia fue el resultado de un expediente episcopal abierto a petición del capellán de la antigua ermita de San Isidro Labrador, que estaba en contra de que se ampliara dicho templo, en cuyos alrededores se congregaron a partir de 1704, año de la toma de Gibraltar por una escuadra anglo-holandesa, familias gibraltareñas, naciendo así la Villa.

El aumento de población hacia necesaria la ampliación de dicha ermita o la construcción de un nuevo edificio religioso, por lo que el 30 de agosto de 1724, el obispo de Cádiz, Lorenzo Armengual de la Mota, dictó un auto resolutorio, ordenando que se hiciera una nueva iglesia retirada de la ermita, según explica Álvarez Vázquez.

La nueva iglesia se proyectó en algo más de dos años. Su construcción comenzó en 1727 y se vio envuelta en numerosas vicisitudes, las más graves algunos derrumbamientos de las bóvedas.

Vista iglesia: vista lateral de la parroquia de San Isidro Labrador

Cuatro son las fases de construcción que distingue el cronista de Los Barrios: la primera, hasta 1755; la segunda, hasta 1760; la tercera, entre 1766 y 1769, y la cuarta, desde 1793 hasta, posiblemente, mediados del siglo XIX. No obstante, precisa que en algunos periodos es muy difícil determinar lo construido porque los datos que se manejan son muy difusos.

Lo que sí está claro es que la torre del campanario, construida en el centro de la fachada principal y que arquitectónicamente interviene como apoyo de la estructura del templo, se construyó en dos años, entre 1766 y 1769, igual que la capilla del baptisterio y el coro. En esa época, la iglesia de San Isidro Labrador fue designada heredera universal de los bienes legados por el presbítero Martín Lozano y su hermana Gabriela

La idea de dotar de un reloj a la torre de la iglesia parroquial de San Isidro Labrador nace al mismo tiempo que se construye el campanario. En el verano de 1767, los promotores de la obra ya están pensando en instalar uno y varios relojeros se interesaron en el proyecto. Al principio se barajó la posibilidad de adquirirlo en Inglaterra, pero por cuestiones políticas finalmente se trajo de Francia. En algún documento se menciona la región de Champagne, y luego aparece París. El reloj, el órgano y la custodia iban en la misma partida.

Martín Lozano insistió mucho en que hubiera campanas y reloj en la torre de la iglesia, porque el Ayuntamiento no los tenía. Las campanas se hicieron en Cádiz.

Manuel Álvarez explica que se desconoce el nombre del relojero y de la población de dónde provino. Tampoco se sabe si estaba conectado a alguna campana. En 1769, año en que termina la construcción de la torre, ya había reloj.

Veinticinco años después, el reloj se había deteriorado y fue necesaria una reparación. La avería debió ser importante, pues tuvo un coste de 600 reales de 1794. El resultado no fue muy bueno, porque luego hubo más averías, así que el Ayuntamiento compró un “reloj público”, como aparece en la documentación de la época, haciéndose responsable de su mantenimiento.

Antigua plaza de la Iglesia: aspecto de la Plaza de la Iglesia hace unos años, antes de la última reforma

La maquinaria vieja que ha quedado hasta nuestros días en la torre de la iglesia posiblemente sea del segundo reloj, deduce Manuel Álvarez. Este antiguo sistema de cuerda será limpiado y puesto en exposición en la propia iglesia parroquial. En el lateral de fundición están grabadas las letras AC y en una placa el número 809, que quizás se refiera a 1.809, ya que era frecuente en el siglo XIX referirse a los años poniendo sólo las tres últimas cifras.

En el inventario de 1919 de la parroquia de San Isidro Labrador consta el reloj, que tenía otra esfera distinta a la que se instaló en 1981, durante las obras de restauración del templo. Por entonces, las campanas fueron refundidas, posiblemente también una que databa de finales del siglo XVIII, y reinstaladas, sonando por primera vez tras su reforma el Sábado Santo de aquel año, día en que también empezó a funcionar otra vez el reloj tras ser conectado a una centralita eléctrica, no dependiendo ya así ya de la obsoleta maquinaria, que se ha mantenido hasta ahora en el mismo hueco de la torre.

En 1993 hubo una nueva restauración a cargo del Ayuntamiento de Los Barrios, principalmente de elementos decorativos de la torre y fachada principal que estaban en muy mal estado. La obra fue adjudicada a Construcciones Sanor S.A., interviniendo como subcontrata Alféizar Restauraciones Andaluzas, S.L.

Campana San Isidro: campana denominada con el nombre del patró de Los Barrios y en la que se aprecia el yugo metálico que la sustentaba. Cedida por J. L. Domínguez

Las recientes obras han sido asumidas por la propia parroquia, que ha invertido unos 17.000 euros. Se ha cambiado la esfera del reloj, que tendrá iluminación, y todo su mecanismo. Para estos trabajos, que han incluido la colocación de nuevos yugos de las campanas y motores de bandeo y repique, se eligió a la empresa Valverde, de Murcia, especialista en la instalación de relojes de torre y campanas.

Una de las curiosidades de la torre campanario de San Isidro Labrador es la inscripción en memoria de los fundadores que sufragaron los gastos de construcción, donde ya se menciona al Campo de Gibraltar como comarca, mucho antes de la división en provincias que se hizo en el siglo XIX.

El broquel está situado entre el frontón que corona el primer balcón de la torre y la segunda cornisa. En él se grabó lo siguiente: “A LA FELIX I PIAD. (piadosa) MEMORIA DE LOS

FUNDADORES DE ESTA TORRE. D. MARTIN LOZANO P. (Peones) PRESBRº (prebístero) Y SU HERMANA D. MARIA : BARRIOS Y CAMPO DE GIBRALTAR.”

Escudo: broquel de 1769 en memoria de los fundadores de la iglesia y que menciona ya al Campo de Gibraltar

El cronista aporta otro dato interesante, esta población fue parroquia antes incluso que San Roque obtuviera su carta fundacional de Felipe V.

En el texto de la citada inscripción, hecha a cincel y martillo sobre la piedra, el Don se distingue del Doña en una n o ñ, según el caso, insertada dentro de la D. Llama también la atención la carencia del artículo para denominar a la Villa.

Según el cronista de Los Barrios, Manuel Álvarez Vázquez, la inscripción se colocó en la tercera fase de construcción del templo parroquial.

Restauración 1993: Vista de la iglesia y del campanario durante la restauración de 1993, en la que fue desmontada y montada la parte superior de la torre. Cedida por Antonio Alba

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