Despidiendo este año que pasa se me vienen a la memoria infinidades de acontecimientos y muchísimas personas a las que conozco. A Dios doy las gracias por todos ellos y por los momentos vividos, los buenos y malos. Dios siempre está presente en ellos y, de alguna manera, nos está hablando.
Mañana comenzamos un año nuevo y todo será igual que hoy. Mañana será el mismo tiempo, las mismas personas, los mismos acontecimientos, la misma rutina, los mismos problemas u otros que vengan sin avisar. Mañana será igual que hoy, aunque, en nuestras mentes, la novedad y los deseos se hagan presentes. Todo será igual.
Sólo marcará la diferencia nuestra actitud ante la vida que tenemos delante y las maneras que tengamos a la hora de afrontarla. Mi único deseo, el que ahora comparto con vosotros: que seamos un poco mejores. Que seamos capaces de vivir el momento y las circunstancias que nos toque a cada uno, poniendo un poco de cordura y de amor, haciendo lo que Dios quiere y queriendo lo que Dios hace, durmiendo todas las noches con la conciencia tranquila de haber hecho,
simplemente, lo que teníamos que hacer. Este es mi deseo. Quizás, una utopía. Pero sin utopía, es imposible vivir. A todos, un abrazo grande. Ánimo y adelante. Feliz 2024.
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