Blasfemia


 

Darío Iglesias Muñoz

Si Jesús volviera a nacer lo volverían a crucificar. Durante un tiempo lo convertirían en el mayor fenómeno de masas jamás visto, pero luego lo arrojarían a la basura. Lo volverían a crucificar en el madero de la televisión y con los clavos de la crítica despiadada de muchos que se dejan ver en Telecinco o la Sexta. Le darían a beber, no de una esponja empapada en vinagre, sino del amargo elixir de la calumnia y del insulto.

A la primera noticia de que un tal Nazareno andaba por ahí dignificando a mujeres, curando a drogadictos, acogiendo a homosexuales, denunciando las injusticias, criticando al poder político y religioso, los productores de los más populares programas se darían bofetadas por conseguirlo, por llevarlo a sus platós. Le pagarían lo más valioso por tenerlo frente a esos que se consideran periodistas. Le pondrían un manto de color verde y una corona de burlas afiladas.

Sus colegas, los drogadictos y los inmigrantes, irían de programa en programa contando lo vivido con el Nazareno. Todos querrían escuchar a una Magdalena, a un Pedro, a una prostituta perdonada. Los fariseos y los sacerdotes se pondrían de parte de los abucheadores y ganarían dinero defendiendo su pulcra postura. Todos querrían escuchar a su madre, María, pero Ella no se dejaría ver. Sufriría en silencio los ataques a su hijo.

Aparecería un Pedro que lo negaría tres veces, un Pilatos que se lavaría de nuevo las manos, un Judas que lo vendería por unas monedas de plata, un Barrabás que, sin ningún mérito, sería preferido a Él y un pueblo que pediría a voces que lo crucificaran.

Llega la Semana Santa, esa fiesta sublime donde invocamos a lo Invisible para que se haga presente en el mundo visible, ese mundo interior que todos llevamos dentro y que interviene en el mundo y en la historia. Llega la Semana Santa y, las imágenes del Nazareno y de su Madre, saldrán a nuestras calles para seguir anunciando un mundo nuevo y denunciando injusticias y maldades. Muchos lo seguirán y otros lo despreciarán, lo señalarán y lo crucificarán.

Amigos y amigas, lo blasfemarán, luego existe. Un abrazo a todos. Ánimo y adelante.

 

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