Calderilla

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Es sorprendente que en Los Barrios tengamos una gigantesca y millonaria deuda –que heredarán nuestros biznietos- posterior ésta al gobierno del difunto Miguel Domínguez Conejo (persona que nunca tuvo ningún tipo de problema a la hora de explicar su gestión hasta su lamentable fallecimiento); sin que en ningún momento algún responsable de aquella nefasta gestión posterior -trufada de cargos y responsables más que muy bien remunerados- haya tenido la dignidad de realizar una explicación pública, solvente, objetiva, detallada y con datos contrastados para rebatir la multitud de acusaciones y culpabilizaciones que se les ha estado imputado durante años. Bueno, eso salvo cuando los ha llamado en alguna ocasión su señoría en causas, algunas de cuantías muy importantes y que todavía están abiertas. Pero claro para eso hay que tener conocimientos, argumentos y pruebas contundentes que sostengan la defensa de una gestión pública correcta. Eso, calderilla.

Posteriormente a esta etapa, otra deuda menor –aunque también millonaria- que se ocasionó con el despido fallido de los trabajadores municipales teniéndoles que abonar, principalmente, los salarios de tramitación de años de pleitos. Eso, calderilla.

Las millonarias sentencias que tienen que venir todavía de la primera etapa de las empresas municipales concursadas donde las cuentas anuales eran más propias de las de una tienda de barrio, a semejanza de las del resto de un municipio donde circulaban sin control aparente subvenciones, ayudas, fondos, transferencias de capital… algo que ya se ha visto y se verá en las sentencias que quedan por dictarse. Eso, calderilla.

Atrapados ahora en una brutal pandemia y endeudados hasta las cejas, con una situación socioeconómica más que alarmante, pues los grupos políticos continúan con asignaciones económicas municipales para dar ejemplo a los que las están pasando putas. Pero claro vaya usted a saber en qué se lo gastan. Total, sus militantes, simpatizantes y los de su pomada no van encima a mantener los gastos de sus partidos ¡Hasta ahí podíamos llegar! Eso, calderilla.

Por último y para no extenderme más, la última historia de ampliar en algo más de 42.000 euros (lo que vienen a ser unos 7 millones de las antiguas pesetas) la iluminación navideña que ya está incluida en el contrato con la empresa que mantiene el alumbrado municipal, nadando a contracorriente de la realidad que sufrimos. Eso, también es calderilla.

¿A qué están jugando con la que tenemos encima? ¿Qué estamos esperando, a que llueva el maná europeo? ¿A pasar cuatro añitos colocados mientras algunos se promocionan políticamente? ¿A que los Fondos de Ordenación se olviden el pasar la gorra por lo que debemos?.

Pues esto, todo esto para algunos es calderilla. Para mí no. Y habrá que pagarlo.

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