El pasado 20 de noviembre asistí a la sesión informativa de la Federación de asociaciones y clubes vinculados con la UNESCO a la que fui invitada por D. Juan Rodríguez Corrales, presidente del Centro UNESCO del Campo de Gibraltar. Juan Rodríguez, doctor en psicología y docente, es una de esas personas que reflejan en mí la inquietud de mirar las cosas de la sociedad y de la vida de una manera compleja y amplia: la vista socio-política y la vista del individuo que sufre, ya sea por sus relaciones personales o por injusticia social o económica.
Actualmente estamos presenciando una huelga que en nuestra zona, en el Campo de Gibraltar, nos toca a todos, ya sea por los atascos en las carreteras o por una relación directa con las empresas afectadas por la huelga. La situación despierta todo tipo de reacciones emocionales, desde un profundo apoyo hasta un profundo rechazo. Hay quienes dicen o creen que no tiene nada que ver con su vida.
En la sesión informativa de la UNESCO, organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura, destacó el tema del desarrollo sostenible. Bajo las siglas ODS se describen 17 objetivos de desarrollo sostenible que se ha marcado Naciones Unidas hasta el 2030, de entre los cuales figura “el trabajo decente para todos”.
“Si un compromiso no es vinculante, no es un compromiso”, dice Federico Mayor Zaragoza, expresidente de la UNESCO, expresando su decepción ante la conferencia para el cambio climático, COP26 que se ha celebrado este mes en Glasgow. “Ya está bien que el mundo esté en manos de unos cuantos grandes consorcios energéticos, financieros, mediáticos. ¡Ya esta bien!”. Reitera que es muy importante que reflexionemos y digamos: “Vamos a ser nosotros, los pueblos, los que cambiemos el actual rumbo y las tendencias actuales”.
En mi interior saltaba de nuevo esa chispa cuando escuché sus palabras en el video grabado que se emitió en la reunión. Saltaba esa chispa que ya de joven me hacía entrar en acción para luchar por las pequeñas comunidades, desde la base, desde las personas, los pueblos, buscando la creación de redes y vínculos entre naciones. ‘¡Hemos de actuar, creando unión, con pequeñas acciones, y hemos de reflexionar juntos, innovar, buscar soluciones para el cambio!’, me decía a mi misma, mientras escuchaba las palabras del expresidente de la UNESCO.
Otra enorme inspiración fue la ponencia de la Dra. Daniella Tilbury, experta en Sostenibilidad y Educación en la ONU para el Gobierno Británico, y vicerrectora de la Universidad de Gibraltar. “Nos falla la educación” dijo sin rodeos, “tenemos que enseñar no solo para entender el mundo … sino para aprender cómo cambiarlo”. Nos falla la educación porque enseñamos a los alumnos a someterse a directrices rígidas. Poco espacio queda para crear, innovar, reflexionar y actuar acorde a las conclusiones. Los jóvenes están enfadados, conocen los datos, las estadísticas, pero no reflexionamos sobre nuestro estilo de vida, no nos preguntamos cómo éste conduce a problemas como los residuos de plásticos y demás materiales problemáticos.
Hemos de actuar y dar pasos. Tilbury afirma que se están dando pasos, y que el camino es lento. Hemos de “prometer futuro”, no con palabras vacías, no, sino con actuaciones que comienzan también en la educación.
Este artículo no se ha escrito sin pensamientos contradictorios que me rondan en un país donde la confianza en la acción política es cero. “Esto es para nada”, “olvídalo”, “hasta que los poderosos no cambien…”, “los políticos son unos sinvergüenzas”… Aunque sea así como muchos dicen, estoy firmemente convencida de que tenemos que intentarlo. Luchas sin acción no son luchas. Comencemos a crear actividades que fomenten el cambio. Compromisos que no son vinculantes no son compromisos, dijo Federico Mayor. Queremos que las naciones se comprometan. Y esto nos compromete también. A cada uno de nosotros.
¿Tú tampoco sabes cómo empezar? Quizás, si no se nos ocurre nada mejor, comencemos por prometer futuro. Comencemos por comprender que tenemos el timón en nuestras manos. Que no es poco.
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