NOVENA PROVINCIA

Del estado de alarma al estado de desastre

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Este pasado fin de semana ha decaído el Estado de Alarma en España y de forma instantánea ha estallado la irresponsabilidad por todos los rincones del país.

Desde luego, esto obedece a una actitud totalmente lamentable de muchas personas que parecen vivir totalmente ajenos a la situación de extrema gravedad en la que vivimos. No hay que olvidar que la pandemia sigue siendo la misma y que, echando un vistazo a los datos actuales, la situación es bastante parecida a la del comienzo por lo que son injustificables estas acciones tan peligrosas y gratuitas. Solo las vacunas están paliando una situación que no cede de ninguna manera diferente a esta. Seguimos sin una cura eficaz, seguimos sin tratamientos que acaben con tanto dolor.

Pero nos tiene que quedar muy claro que la explosión de estas actitudes incívicas e inaceptables por parte de un enorme número de personas (miles y miles en toda España) es, ni más ni menos, que el producto de la dejadez de funciones por parte del presidente del Gobierno de España.
Ha dejado sin legislar la llegada de una situación tan crítica como la actual y sencillamente han cargado el peso de lo que suceda sobre la espalda de la Justicia española. Un error garrafal, un error de bulto, producto de su propia soberbia que puede provocar una nueva ola, nuevas presiones hospitalarias, muchas más muertes y disturbios inesperados.

Solo el 20 por ciento de la población española está vacunada, con pauta completa o primera dosis; y la incidencia acumulada sigue siendo muy alta. Los hospitales siguen teniendo problemas de capacidad y el personal sanitario está exhausto. Las muertes son numerosas y los nuevos contagios afectan de forma brutal a personas jóvenes. El despropósito es de un tamaño más que descomunal.

Y, por otro lado, el desconcierto de la ciudadanía es total. Ni se sabe qué hacer, ni se sabe qué no hacer; nadie tiene clara la situación en la que estamos viviendo.

La decisión del Gobierno puede ser catastrófica e injustificable puesto que la función del presidente del Gobierno de España y de sus ministros es la de legislar; y eso es lo que falta en una situación que, sencillamente, no lo permite.

Muy posiblemente, dentro de diez o doce días, el número de contagios y de muertes será muy superior. ¿Cómo llamaremos a esto?

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