EN ROJO Y NEGRO

Detonador huelguístico en el polvorín de las dos bahías

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La huelga del Metal de las Bahías del Sur Andaluz es motivo de controversia entre las personas que pueblan ambos territorios. Los cortes de carreteras generales, puentes o vías de acceso a las ciudades ocasionan contratiempos, retrasos, incluso daños económicos, sin duda trastornan la vida social y económica de la zona de manera significativa. Y quienes dicen no tener nada que ver con la confrontación de las personas trabajadoras y la representación empresarial por la negociación de un convenio laboral; se quejan, y en ocasiones de forma aireada llena de indignación, de los efectos negativos que sufren, sin comerlo ni beberlo. Posiblemente aún no se hayan percatado de que la resultante de la negociación si tenga mucho o algo que ver con su modo de vida, ya que el sector del Metal afecta a miles de personas trabajadoras directamente, a sus familias y a la economía de la zona.

Comentan: – ¿Qué me importa a mí si firman o no el convenio?  -Yo tengo mis problemas y nadie se ve afectado por ellos. – ¡a ver! ¿Por qué me tiene que salpicar esta trifurca?  Visto desde este enfoque parece alguna razón lleva quien amargamente se queja. Conviene sin embargo analizar también la situación que provoca esos cortes de carretera desde la perspectiva de quienes los protagonizan, así como un conjunto de aspectos a considerar como el concepto de derecho a Huelga y su regulación legal, o el impacto en la economía real, en el consumo diario de bienes y servicios, que supone el incremento salarial que se reclama por la parte trabajadora, o las repercusiones en las empresas obligadas a incrementar esos salarios y la relación contractual, como empresas auxiliares, con las grandes empresas que las contratan y que por cierto gozan de convenio propio.

Si la paralización de la producción por la Huelga, no afecta directa y gravemente a las empresas, las personas trabajadoras precisan ejercer presión sobre otros estamentos económicos y políticos. Aquellas personas que se lamentan de los cortes de carretera podrían preguntarse por qué, después de días de nulas negociaciones, se producen estos. Por otro lado, quienes precisan del nivel de consumo de quienes trabajan podrían caer en la cuenta que cuando se aumentan los salarios el efecto sobre el incremento del consumo es automático. ¿Para qué quiere una persona trabajadora ganar algo más, sino para poder consumir bienes y servicios esenciales? Cabe pensar que la plusvalía que no reparte el empresario, mediante los salarios, acaba guardándose, por aquello de la mejora de la cuenta de resultados o el reparto de beneficios al escaso número de socios que la forman. Por otro lado, el pequeño empresario se encuentra entre la “espada y la pared”, ya que la causa que provoca su negativa a la subida salarial solicitada es precisamente el contrato leonino que las empresas principales imponen a las contratas. ¿Alguna responsabilidad tendrán estas empresas principales en este conflicto del Metal? ¿Se imponen convenios colectivos entre grandes, medianas y pequeñas empresas? Porque la gran contradicción precisamente se produce al defender el libre mercado por un lado y al mismo tiempo pretender (dicen) la justicia social y laboral. Por otro lado, el marco legal genera una enorme desigualdad entre las partes en conflicto, ya que la voluntad del poderoso, siempre acaba imponiéndose a la de los débiles. En determinados momentos históricos se han cambiado las tornas sorprendentemente. La actual situación está conformada por un conjunto de variables que mezcladas pintan un panorama incierto: Paro elevadísimo, nulas expectativas de amplias capas de población, joven, sobre todo, de poder obtener un trabajo que les permita una vida emancipada digna. Varias generaciones de madres y padres y abuelas y abuelos que viven con mucha angustia esa ausencia de futuro para sus familias. Destrucción masiva de puestos de trabajo por la avariciosa aplicación de las tecnologías y la robotización. La sordera y ceguera de los gobiernos y políticos que impiden el ejercicio de una mínima, pero imprescindible planificación de la economía, para garantizar los derechos humanos… Y en esta tesitura ¿conviene que la mecha de la Huelga del Metal siga encendida en este polvorín? En las próximas semanas se convocarán más huelgas, ya han comenzado paros en la estiva, los transportistas harán un plante, los agricultores Ídem, la eventualidad en las administraciones públicas aumenta la conflictividad de cientos de miles de personas interinas, la banca prosigue el cierre de sucursales despidos masivos, trato indigno a la clientela, subidas del costo de la vida por aumento precisos de energía eléctrica, carburantes… Conviene ir diciéndole a la FEMCA que firme las subidas y al menos se retire ese detonador de un polvorín cargado de “malas uvas”

 

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