Dejo para otra ocasión esas noticias sobre Cucarrete, que no es un topónimo o nombre de lugar exclusivo de Los Barrios, pues al menos hay otros seis en Andalucía. Ahora solo fijaré mi atención en su etimología, o sea en el origen y significado de la palabra “cucarrete”.
Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de la lengua Castellana (1611) no dedicó entrada a la palabra “cucarrete”, pero influyó en que más tarde se pensase que derivaba de “cucarro”, al citar lo siguiente: “CUCARRO, los niños suelen dezirse unos a otros, quando sus padres por devoción les ponen algún ábito de Religión. Frayle cucarro, dexa la Missa, y vete al jarro, vale tanto como cularro, o cucularro, a cuculla, capella, que en rigor es fraile capilludo. Esta es niñería, y por tal la pongo” (Covarrubias, 1611: 251-vº, 2003: 375).
La Real Academia Española en el Diccionario de la lengua española (DRAE), en su entrada a “cucarro” copia a Covarrubias al citar que es “apodo que daban los muchachos a otros que iban vestidos de frailes”, pero añade la acepción “decíase del fraile aseglarado”, que en ediciones actualizadas se complementa con dos americanismos chilenos, “irregular en el movimiento” y “mareado, que tiene mareo” (DRAE: 1970: 390).
Corominas tampoco da entrada propia a “cucarrete”, pero al comentar la palabra “cuco”, con significado de astuto, dice que “cucarro” deriva de “cuco” (Corominas, 1967: 182) y que según Oudin (1611) también significa “dado al vino” (Corominas; Pascual, 1984, t.II: 266). Igual derivación de “cuco” se observa en el siglo XIX con el apodo del bandolero Juan Morales Ruiz (a) Cuco o Cucarrete, natural de Benamejí (Zugasti, 1983, t.3: 218), llamado así por su astucia y malicia y no por nacer en el Cucarrete barreño como alguno pretende.
Los hermanos José y Jesús de las Cuevas al referirse a un molino y a una antigua calle de Arcos de la Frontera, así nombrados, se preguntaban: “¿se llamaría aquel molino Cucarrete por estar en esa calle? ¿Por pertenecer, [o] vivirlo un fraile «aseglarado»? ¿Por venir su arrendatario o dueño, del caserío de Medina Sidonia y Los Barrios denominados Cucarrete? Todavía son preguntas incontestables.” (Cuevas, 1979: 105, 117)
Más reciente, Gonzalo Mateo Sanz, botánico y experto en flora del Sistema Ibérico, en su afán por atribuir origen ibérico prelatino a multitud de topónimos españoles e internacionales, basándose en el euskera o lengua vasca, no duda en identificar el topónimo Cucarrete (Cádiz) con “goi-kare-eta” que significaría “muchas cimas calizas” (Mateo, 2019: 146).
Pero el propio Mateo Sanz en otra obra posterior sobre topónimos y apellidos ancestrales rectifica y dice que Cucarrete equivale a “kuk-arr-eta” y significa “rocas escondidas” (Mateo, 2020: 108). Parece excesivo, sin más documentación, evidencias arqueológicas o continuidad histórica, proponer un origen prelatino o ibérico, basado solo en cierta similitud artificiosa entre el topónimo castellano y una readaptada expresión en euskera.
Aún se podrían dar otras propuestas inéditas para la palabra “cucarrete” derivadas de “cuca” y “cucar”, sin pretender agotar todas sus acepciones.
Covarrubias en una entrada precedente a “cucarro” anotó: “CUCA, y cucas, a los niños para callarlos les dizen que les darán cucas, que en rigor es tanto como darles piñones mondados; es nombre Griego ϰοϰϰος [kokkos], que vale tanto como la médula de la fruta de cáscara, et ϰοϰϰαλος [kokkolos], nux pinea [piñón], ϰοϰϰαλοι, [kokkaloi] nuclei pinei [piñones]. Otros dizen, y esto es más cierto, que cucas es lo mesmo que chufas; y este nombre está corrompido del Griego, ϰυω, chyo, concipio et non pario [concibo y no doy a luz], porque las rayces de las cucas o chufas tienen pegada a sí esta frutilla que no sale sobre la tierra. Pero quando dezimos de alguno ser mala cuca, viene del nombre ϰαϰος, [kakos] malus. (Covarrubias, 1611: 251rº-vº; 2003: 375). Por ello, un lugar con “cucas” podría ser un terreno con piñones o chufas, e incluso habitado por alguien malo o de “mala cuca”.
Otra propuesta sería vincular “Cucarrete” con un terreno donde se observa la “cuca” o carrera veloz y violenta de algunos animales silvestres (ciervos, jabalíes, vacas, etc.), cuando son atacados en sus narices por cierto díptero: hipoderma, tábano, moscarda, etc. (Valverde, 2009: 71, 1356). O bien un terreno donde se hizo una acción “cucar” o azuzar e incitar.
Tanto “cuco” como “cuca” en sus distintas acepciones pueden originar nuevas palabras por sufijación, sustituyendo su terminación con varias apreciaciones: aumentativa (cuc-arrón), despectiva (cuc-arro), locativa (cuc-arral), locativa y diminutiva afectiva (cuc-arr-ete), etc.
En tal sentido conviene apuntar que de la derivación locativa o de lugar “cucarral”, ya caída en desuso, incluso podría derivar el topónimo “Cucarrete”, mediante la adición de un sufijo diminutivo afectivo (-ete). Dicha palabra “cucarral”, al parecer, aún se considera usual como sufijación locativa riojana según José María Pastor Blanco (2004: 53), cuyo significado no precisa, pero con una posible respuesta en la alejada región prebética murciana, donde hoy todavía “cucarral” sería un terreno que no sirve o de poco valor, en definitiva, un “terreno malo” por ser pedregoso, estrecho y alargado, etc. (Ibáñez de Aguilar, 2015: 227-228).
Para concluir, son muchas las anteriores propuestas sobre el nombre de Cucarrete, pero con los datos y conocimientos actuales no es posible realizar una afirmación cierta y definitiva. Así pues, mientras tanto, cada cual podría adoptar la que mejor estime oportuna.
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