En esta ocasión me limito a comentar el nombre de “isleta de Palmones”, tan peculiar y arcaico diminutivo de “isla”, en sí mismo de importancia léxica dentro de la lengua castellana, igual que de valor geográfico e histórico respecto al actual río Palmones.
Hasta ahora la referencia más antigua que conozco donde se cita una “isleta de Palmones” está en el Libro de la Montería, del rey Alfonso XI, escrita durante el tiempo que duró el asedio y conquista de la ciudad de Algeciras (1342-1344), cuando como afición u ocio realizó diversas cacerías o monterías en los campos próximos a Algeciras, alternando con su asedio. Por lo que no cabe duda se reconoció palmo a palmo el terreno, dando plena fiabilidad a su mención respecto a la existencia de tal “isleta de Palmones”.
Estas son sus palabras: “El soto de Guadarranque, et la Isleta de Palmones es bueno de puerco en verano. Et es la vocería á la punta del soto entre el soto et Guadarranque, et que esté renuevo al Saladillo, que es entre la Isleta, et el Soto Mayor. Et es el armada en los cabezuelos que es entre el soto, et Oida Corte” (Libro de la Montería, del rey D. Alfonso XI, Ed. de Gutiérrez de la Vega, Madrid, 1877, vol. 11, pp. 398-401).
Volveré luego a explicar mejor esa disposición de la actividad venatoria o de cacería, pero ahora comentaré el significado de “isleta”. No hay duda que es un diminutivo de la palabra castellana o española “isla”(del latín illa, -ae, y sinónimo de ínsula, -ae). Otros diminutivos de isla son frecuentes en nuestra lengua o idioma, como islita, islilla o islote, y algo menos usual isleo, isleoncillo e islón. Pero “isleta” además de ser un arcaísmo en desuso, ha perdido parte de su significado como pequeña península con apariencia de isla, como expone la académica portorriqueña Maia Sherwood Droz (1925: 307-317), que analiza la palabra “isleta” por su permanencia toponímica en la ciudad de San Juan, capital de Puerto Rico.
Según ella, en nuestra lengua común, la palabra “isleta” ya solo aparece 220 veces en el Corpus del Español del Siglo XXI (CORPES, XXI), de las que 78 son en España. Mientras el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA), solo cita 140 casos en todos los países hispánicos, lo que justifica su rareza como un arcaísmo léxico. Dicha filóloga anota, que el Corpus del Diccionario Histórico de la Lengua Española (CDH), por primera vez documenta la palabra “isla” en 1194, derivada del latín illa, Mientras la palabra “isleta” no aparece hasta el año 1380, según el Diccionario Histórico de la Lengua Española (CDH). Pero no tuvo en cuenta que “isleta de Palmones”, consta antes de esa fecha en el Libro de la Montería, al menos en su borrador escrito durante la conquista de Algeciras (1342-1344).
Queda algo que añadir al significado de “isleta”, como: (1) simple diminutivo de isla; (2) porción urbana en la actual circulación viaria; (3) “grupo de árboles aislados en medio de una llanura”, como argentinismo; (4) manzana de casas urbanas, como la “isla de Arriarán” malagueña. Algunas de esas cuatro acepciones se omiten en el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española (DRAE). Igual que ese significado de “isleta” como península, que sí consta en el Diccionario de Americanismos, con su ejemplo en Puerto Rico, donde “Isleta” designa la “península donde se asienta la ciudad de San Juan” y se puede añadir con ese significado peninsular la Isleta en Las Palmas de Gran Canaria.
Además, según José Antonio Conde (1799: 135), conviene recordar que los árabes con la voz “gezirat” no distinguían entre isla y península, por ello llamaban “gezirat al-Andalus” a España. De ahí que en las crónicas medievales a Gibraltar se le llame “isla”, a pesar de su istmo arenoso que convertían al tómbolo del Peñón en una pequeña península.
José Antonio Valverde Gómez (2009: 1450) en su exhaustiva localización de los lugares citados en el Libro de la Montería, decía que la “isleta de Palmones” era “nombre que se da a la costa entre los pueblos de Palmones y Guadarranque”. Pero nada añade de su constitución geográfica como verdadera isla o península. Personalmente, según la disposición de la cacería del “puerco” en el soto de Guadarranque e isleta de Palmones (citados como terreno unitario de caza y no separados por agua) lo excluiría como isla, pese a que los puerco o jabalíes son capaces de nadar en ríos. Esa Isleta de Palmones más bien sería una península en la margen izquierda del río Palmones, quizá algo girada por la costa hacia el Guadarranque, como las actuales flechas arenosa o dunares producidas por las corrientes en la Bahía.
En tal cacería de Alfonso XI, la “vocería” que ahuyenta con gritos a los animales se situaba entre el río Guadarranque y la arboleda del Soto de Guadarranque (quizá Guadacorte). Así los animales correrían en dirección al río Palmones, pero le esperaba un “renuevo” (refuerzo de voceros, esa vez sin “canes” o perros como otras monterías), que los desviarían en el Saladillo (quizá resto fluvial o caño de una antigua salina), situado entre la Isleta de Palmones y el Soto Mayor (tal vez una gran arboleda en los Cortijillos y antigua mansión de Larios), mientras la “armada” (con cazadores a caballos), desde los “cabezuelos” (loma contigua a la actual Venta del Carmen), entre el río Guadacorte y ese Soto Mayor, le saldrían al paso para cazarlos.
Para concluir, sería deseable que los propios palmoneños recuperen ese nombre de “isleta de Palmones”, arcaísmo en vías de extinción más allá de su escasa presencia como topónimo, que no merece desaparecer en el término municipal de Los Barrios y Campo de Gibraltar.
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