NOVENA PROVINCIA

El ómicron, descontrolado

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Estamos totalmente rodeados por el Coronavirus. Lo mires por donde lo mires, el coronavirus está ahí, acechando y preparado para atacar de la manera más invisible y terrible que se puede hacer.

Por más que se luche, siempre tendrás algún familiar, amigo o conocido que está cayendo en esta cepa de Ómicron que está totalmente descontrolada. De todas formas, las consecuencias, hasta ahora, están siendo moderadas por ese 90% de vacunaciones que tenemos. Pero ya es tal el número de contagios en estas dos últimas semanas que dan ganas de tirar la toalla y esperar que el destino haga su trabajo. Han pasado ya demasiados meses tomando precauciones y el peso de la pandemia se está haciendo insoportable aunque tenemos que se seguir aguantando porque es lo que hay ya que al virus no le hemos ganado, ni mucho menos, a pesar de los mensajes triunfalistas de nuestro Gobierno. Pero la verdad es que, al menos, le hemos puesto las cosas más complicadas aunque nos sigue ganando por goleada porque hemos sido incapaces de tomar decisiones de forma sensata por duras que estas deban ser.

No hemos aprendido nada y estamos siendo más arrogantes y más idiotas que antes porque sabemos que todo lo que no sea vacunar a todo el planeta puede traer consigo la aparición de nuevas variantes que pueden ser más peligrosas y esquivas con las vacunas y hemos querido ser dioses y hemos hecho lo que nos ha dado la gana.

La variante ómicron es setenta veces más contagiosa que la Delta aunque no parezca que sea más letal (es lo que leo hoy, mañana puede ser diferente porque las informaciones son contradictorias), pero es tan grande el número de contagios que, al final, el número de hospitalizados, ingresados en Ucis y muertos , serán elevados. Las estadísticas nos dicen que estamos mejor que en las navidades pasadas pero la realidad nos va a enseñar la cara más amarga.

Ómicron está totalmente descontrolado y la aritmética va a ser más cruel que nunca.

Debemos regresar al lavado de manos cuidadoso, al uso de las mascarillas y a la distancia social, ya. Encerrarnos en bares o en discotecas no va ayudar nada. Las fiestas que llegan ayudarán menos todavía y apiñarse en las calles es mala cosa. Las vacunas sin cuidados personales valen muy poco.

Seguimos todos, gobierno y ciudadanos con una tremenda chulería ante un peligro real e invisible. No nos hemos enterado, todavía, que estamos viviendo la crisis sanitaria más importante de los últimos cien años. La gente sigue muriendo y sufriendo.

Y así no vamos a ninguna parte. Por favor, vamos a cuidarnos en estas navidades.

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