SOBRE NUESTRA VIDA

Felicidad

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El día 20 de marzo es el día internacional de la felicidad, declarado por Naciones Unidas por primera vez en el 2013. Buena ocasión para reflexionar sobre esta gran palabra: la felicidad.

Este fin de semana he disfrutado mucho del sol y de la primavera que está entrando por la puerta grande. Paseando por el campo – abundancia, verde, intenso amarillo de los arbustos, cielo azul, pajaritos cantando. Felicidad.

Calorcito en la piel, momentos con los niños, patinando, sintiéndome un poco niña también. Momentos de felicidad.

Cuidando de mi casa, organizando mi semana, disfrutando de la lectura, momentos en familia. Momentos de felicidad.

Preocupación y conflicto con los niños adolescentes. Malentendido con la pareja. Momentos de dolor, enfado y tristeza. ¿Momentos de felicidad?

Conversación y entendimiento. Dolor de viejas heridas. Amor, y también tristeza. Momentos de vida. ¿Momentos de felicidad?

Domingo, fin del fin de semana. Comienzo de las preocupaciones por el trabajo, por el mundo, – ¿desencantamiento? ¿Dónde se ha metido la felicidad?

Se nos escapa la felicidad si la queremos cazar como una presa. Se nos escapa si queremos evitar todo lo demás: el conflicto, el desentendimiento, la decepción, la frustración, la dificultad, los problemas.

¿Quién es feliz?

Una amiga psicóloga publicó hace poco en Instagram, junto a una foto con un paisaje verde y frondoso: “La felicidad está en tu interior. No la busques fuera. Si ver un paisaje así te llena el alma, es tu felicidad asomando. No es la imagen la que te hace feliz. Es tu felicidad la que te permite ver lo bello alrededor.”

¡Cuánta verdad hay en estas palabras! Es cierto: no vemos la belleza que nos rodea cuando no nos dejamos conectar con la felicidad interior. Está siempre ahí, pero montamos un muro opaco para evitar que nos duelan otra vez las cosas que nos dolieron hace tiempo. Nos creamos un nuevo mundo “seguro”, con rutinas y racionamientos en el que no tomamos el riesgo de equivocarnos, ser abandonados, rechazados; en definitiva,
heridos. Nos protegemos muy bien – tan bien que la bonita luz de la felicidad se apaga cada vez más, hasta que el vacío nos impide ver la belleza que tienen las cosas de nuestro alrededor.

Lo digo y lo diré una y otra vez: no son las situaciones difíciles lo que nos hace caer en la infelicidad y depresión. Estas forman parte de la vida. Lo que nos roba la felicidad es creer que podemos escaparnos del dolor, del esfuerzo, de las heridas, de las dificultades.

La felicidad habita en nuestro interior, y ahí está siempre. La dificultad es llegar a ella. Llegar ahí nos desafía. Es como el camino del héroe, lleno obstáculos, enfrentamientos y pruebas a superar. Pero la cosa no queda ahí; una vez que llegas, vuelve a comenzar de nuevo el camino.

Por todo ello, más nos vale, y me lo apunto también: más me vale entregarme a los caminos del héroe, o sea, vivir, con la consciencia de la felicidad que habita en mi interior.

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