Infecciones respiratorias, Por M. Ríos

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Las infecciones de las vías respiratorias inferiores son muy comunes. Mientras que el cuerpo puede luchar contra muchas de ellas con la ayuda de unos días en cama, otras pueden convertirse en enfermedades serias o crónicas.

La bronquitis, la neumonía y la pleuritis son infecciones que afectan a diferentes partes de los pulmones. La bronquitis (una inflamación de los bronquios) se desarrolla cuando una infección bacteriana o vírica desencadena una producción excesiva de la mucosidad que normalmente se desarrolla en las vías respiratorias para mantenerlas húmedas.

La mucosidad excesiva puede provocar tos, mientras que la inflamación hace que las vías respiratorias se estrechen y provoquen una sensación de falta de aire y de malestar.

La neumonía se produce cuando una infección pasa a los bronquiolos (conductos más pequeños que los bronquios) y los alvéolos , los diminutos sacos de aire en el extremo de cada bronquiolo y a través de los cuales pasa el oxígeno a la sangre. La infección inflama los alvéolos y los llena de líquido. Esto afecta a la capacidad de los pulmones para bombear oxígeno a la sangre y a todo el cuerpo.

Las personas afectadas de neumonía suelen perder el apetito y se sienten enfermas y febriles. Asimismo, sufren una tos productiva, falta de aliento y una sensación de rigidez en el pecho.

Si aparece un dolor agudo en el costado, puede significar que la infección se ha extendido a la pared del pulmón, enfermedad que se conoce como pleuritis, (la pleura es la membrana que rodea a cada pulmón)

¿Qué provoca una infección?

La mayor parte de las infecciones respiratorias están causadas por bacterias, y muy pocas por virus. Algunas simplemente se contraen a través de la respiración y otras viven en la garganta sin producir síntomas hasta que nuestro organismo se debilita debido a enfermedades largas, como el asma, la bronquitis crónica, las enfermedades cardíacas, la diabetes o el cáncer, o si es usted una persona mayor que carece de movilidad total , será más susceptible a las infecciones respiratorias. Los fumadores son especialmente vulnerables porque el humo del tabaco daña las paredes de los bronquios y su resistencia a los gérmenes.

Otros tipos de neumonías menos frecuentes son la enfermedad del legionario (legionelosis), provocadas por gérmenes que se encuentran en los sistemas de aire acondicionado o de agua caliente con algún fallo, y la psitacosis, propagada por algunos pájaros (incluyendo los loros).

Un brote de bronquitis dura una o dos semanas, y se supera sin necesidad de recurrir a tratamiento médico. Sin embargo, si la enfermedad no mejora después de diez días, acuda al médico. Las infecciones agudas como la bronquitis y la neumonía provocan una gran tensión en los pulmones.

Los antibióticos constituyen el principal modo de tratar la bronquitis y la neumonía, puesto que ambas suelen estar causadas por bacterias. Las infecciones víricas , sin embargo, no responden a los antibióticos, y las defensas naturales del propio organismo son el único modo de luchar contra ellas.

La neumonía y la pleuritis son muy dolorosas y requieren analgésicos. En infecciones muy severas, el oxígeno puede salvar vidas.

Enfermedades pulmonares crónicas

En el caso del enfisema, una enfermedad mortal, las paredes de los alvéolos se destruyen gradualmente, dificultando la absorción del oxígeno por parte del organismo. La persona afectada se ve incapacitada por la falta de aliento, es incapaz de caminar más de algunos metros y es propensa a las infecciones pulmonares.

La EPOC es una combinación de enfisema y bronquitis crónica . Es muy similar a una bronquitis aguda (a corto plazo), pero en lugar de desaparecer tras algunas semanas, los síntomas como la tos, la expectoración y la falta de aliento perduran debido a la resistencia mermada de los pulmones y al daño gradual que sufre su tejido.

Un pequeño número de casos de enfisemas son genéticos , pero la causa mas común de enfisema y EPOC es el tabaco. Incluso después de haber dejado de fumar durante muchos años, el hecho de haber dejado el hábito reduce de forma espectacular el riesgo de desarrollar algunas de estas enfermedades. Si una de ellas aparece, dejar de fumar puede ayudar a aliviar los síntomas.

La EPOC no tiene cura , pero sí es posible aliviar los síntomas. Los jarabes contra la tos no son de gran ayuda, pero los broncodilatadores pueden ayudar a relajar las vías respiratorias y a paliar la respiración sibilante.

El ejercicio es importante . El oxígeno puro, administrado con una máscara o con tubos nasales, ayuda a algunos pacientes. Los afectados en estado avanzado tal vez necesiten recurrir al oxígeno gran parte del día.

La fisioterapia puede ayudar a drenar el exceso de mucosidad y de expectoración. La reeducación respiratoria puede ayudar a los pacientes a utilizar sus vías respiratorias con mayor eficacia.

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