Para el aficionado sevillano, el comienzo de la temporada es oir en la Maestranza el pasodoble de Tristán el Domingo de Resurrección. Para mí, el comienzo de la temporada ha sido, por obra y gracia de Canorea-Valencia, esta tarde. Sigo vetado hasta los tuétanos en la Maestranza. Único medio vetado en el tiempo que alcanzo a recordar. Pero hoy me apetecía cruzar el río. Sólo el río me separa. Cada tarde de esta semana veo los toros al otro lado del río, en el destierro impuesto por los empresarios sevillanos, en plena calle Betis, tan de frente a la Maerstranza que de vez en cuando me asomo y aparto la mirada de la tele para ver la plaza allá, al otro lado del río. Pero hoy lo he cruzado y, tras pasar por taquilla, he vuelto a ser yo.
Otra vez en la grada de sol, otra vez los compañeros de prensa, otra vez las mismas caras (afortunadamente) de cada año en esa grada del 2 de la prensa. Y otra vez volver la mirada al ruedo y disfrutar de la emoción de una tarde de toros en Sevilla, en la Maestranza. Un marco incomparable. Necesitaba estar en mi ambiente, en mi sitio, ser yo de nuevo… el mismo sitio del que la empresa Pagés me quiere echar. Pero no, va a ser que no. Canorea tiene el poder, pero yo tengo la afición. He de reconocer que la noche anterior, en la soledad del despacho, a eso de las cuatro de la madrugada, se me venía a la mente (salvando las obvias distancias) aquellas palabras del maestro Pepe Luis Vargas en una cama de hospital a los entonces micrófonos de Telesur, convaleciente de una de las cornadas más terribles que se recuerdan, dejando su sangre sobre el ruedo como un surtidor de agua tras reventarle ‘Fantasmón’ la femoral en una portagayola: “Tanto luchar pa’ná”. Y ese “tanto luchar pa´ná” que me salía anoche al cierre de la edición de hoy de Sevilla Taurina, me llevó a comenzar los preparativos de una rueda de prensa el próximo viernes para anunciar el cese de actividades de Sevilla Taurina ante el veto implacable de la empresa Pagés, intentando amordazar la libertad de información y expresión, medidas de otros tiempos y otro regímenes, afortundamente bien cerrados y hasta cicatrizados.
Ha bastado este bálsamo de ver una tarde de toros en la Maestranza, así como las cariñosas palabras de ánimo -y hechos- de responsables de instituciones como la Junta de Andalucía y la Asociación de la Prensa de Sevilla a lo largo del día de hoy, así como las reflexiones con ese par de fenómenos que son Iván ‘Matito’ y Manolo Viera, compañeros de este viaje, para darme cuenta que ahora, más que nunca, es cuando hay que seguir trabajando intensamente. Cuanto más oscuro es el túnel, más luz ves al fondo. Voy a por esa luz.