En julio de 1898, con la derrota española en la guerra de Cuba, se pondría fin al denominado Imperio Colonial español. Es una fecha que encierra muchas claves de la historia contemporánea de España. Aunque España ya había perdido buena parte de sus territorios continentales americanos en la década de los años -20 del siglo XIX, podemos decir que hay una sustancia diferencia entre esa pérdida y la de 1898, los primeros los “perdió el rey”, mientras que los otros, las islas caribeñas y pacíficas, los perdió la nación española. La pérdida de Cuba dejo de alimentar la ilusión de que España seguía siendo una potencia imperial.
La propia pérdida de Cuba hubiese tenido poco calado en España si no fuese porque acabó de revelar “los males de patria”, que ya venían señalando los intelectuales de la época. Las tropas estadounidenses atacaron a los barcos españoles en la bahía cubana, lo que acabó siendo una ratonera para estos últimos. Murieron más de 1.000 españoles frente a muy pocas bajas estadounidenses.
Además, se ponía fin a la presencia de España en América después de cuatro siglos, pues a la pérdida de Cuba hay que sumarle la de Puerto Rico, algunas islas del Pacífico y Filipinas, enclave estratégico del comercio con Asia. El imperio español, en otros tiempos potencial mundial, desaparecía del mapa.
Ante el previsible ataque norteamericano, el teniente general Arsenio Linares (gobernador de la ciudad de Santiago de Cuba) se dispuso a preparar la defensa del enclave, para lo cual procedió a reforzar las posiciones cercanas relativamente fortificadas. Con ese objetivo, la defensa de El Caney (posición ubicada a escasos seis kilómetros de Santiago) fue puesta bajo el mando del general Joaquín Vara de Rey por el mismo Linares. La misión del oficial y de sus poco más de quinientos efectivos (391 miembros del Regimiento de infantería de la Constitución, 41 del de Cuba y 95 voluntarios) era la de frenar en la medida de lo posible el avance estadounidense dirigido hacia la ciudad cubana.
La posición escogida por Vara de Rey para dirigir la defensa del enclave fue el fortín «El Viso» , una construcción facturada durante la Guerra Grande (1868-1878) y ubicada sobre un montículo. Con el fin de dificultar aún más el avance yanqui también cavaron líneas de trincheras, desplegaron alambradas de espino y abrieron aspilleras en las casas y la iglesia.
Las tropas estadounidenses atacaron la posición de El Caney, necesaria para el avance norteamericano que tenía un contingente de unos 6.453 hombres más unos 200 independentistas cubanos contra los aproximadamente 520 españoles al mando del general Vara del Rey, que acabaría muriendo víctima de un disparo en la cabeza cuando era transportado en camilla fuera de El Caney, ya que había sido herido en las piernas.
La batalla se inició sobre las 6 de la mañana del 1 de julio de 1898. Las tropas estadounidenses pensaban en acabar con la estratégica posición en apenas dos horas. Dicen las crónicas que después de cinco horas de batalla (más del doble de lo previsto) los atacantes apenas habían logrado hacer mella en la posición. Vara del Rey y sus hombres aguantaron desde su posición durante casi doce horas.
La batalla de “El Caney” no pasó desapercibida ni en España ni en el extranjero. Se convertiría en una imborrable gesta de la historia militar española. De los 520 hombres que defendieron la posición desde la que se defendía el Caney, El Fuerte del Viso, solo sobrevivieron unos 80 hombres, los estadounidenses tuvieron 1519 bajas de su contingente. A los supervivientes se les recibió como héroes al llegar a España, entre ellos un soldado natural de Los Barrios, Manuel Vera Pecino. No sería hasta la dictadura del general Miguel Primo de Rivera, cuando en 1924, la Gaceta (que posteriormente sería el BOE) publicaba una real orden con la relación de los combatientes a los que se le concedió las nuevas medallas militares creadas para conmemorar “los gloriosos hechos de armas del Caney y Lomas de San Juan”, y el régimen militar comenzó con mas ahínco a tener en lugares preferentes a estos héroes del ejército. De estos momentos es la foto que publicaría La Unión Ilustrada, donde podemos ver a Manuel Vera Pecino, ya entrado en años, presidiendo como héroe de la guerra de Cuba los distintos desfiles militares, como la jura de bandera que se celebró en la Plaza de la Iglesia en octubre de 1924. De estos momentos son también algunas otras fotos conocidas donde se aprecia al “héroe de Caney” presidiendo actos militares en Los Barrios.
Su nombre, junto con el de los demás supervivientes del “El Caney”, aparecieron en toda la prensa de la época, como la Unión Ilustrada, La Libertad, o La Correspondencia Militar.
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