Desde la prehistoria, la mujer ha asumido un papel cultural particular. La conducta femenina siempre tenía que adecuarse a la situación del hombre que se “responsabilizaba de ella” y donde su papel más importante era el ser esposa y madre.
En el Siglo XIX las mujeres de los países del primer mundo se incorporaron al mundo laboral. Una gran hazaña.
Actualmente, el desarrollo profesional de la mujer es evidente, pero no podemos obviar la conciliación familiar, y cómo nos hace sentir en determinados momentos. Es cierto que la mujer que no trabaja fuera de casa, anhela poder hacerlo, y la que lo hace, siente que necesita dedicarle más tiempo a otras cuestiones familiares.
En este artículo no quiero olvidarme de las amas de casa, que sin duda tienen un trabajo duro, que a veces no se reconoce, y sin horarios. Pero voy a tratar de los sentimientos contradictorios a los que se enfrenta una mujer que trabaja fuera de casa y tiene que equilibrar trabajo, hogar y familia.
En estos tiempos, la mujer da prioridad a su formación y posterior incorporación al mundo laboral, pero ¿qué ocurre cuando se te pasa por la cabeza que quieres ser madre? La mayoría de las veces se rechaza la idea automáticamente, “porque no es el momento”. Los psicólogos escuchamos multitud de excusas en consulta, pero si vamos más allá, vemos como esas excusas empiezan a desencadenar pensamientos contradictorios, porque claro…el reloj biológico existe.
Otro momento de conflicto interior en la mujer que trabaja fuera de casa es cuando llega la maternidad. Literalmente no le podemos dedicar todo el tiempo que nos gustaría a nuestros hijos, pero debemos intentar convertir ese tiempo, en tiempo de calidad. No va a ser fácil integrarlos en nuestras tareas, pero, aunque tardemos un poco más en terminar, nos iremos a la cama con la buena sensación de haber aprovechado el tiempo juntos y, además, les estaremos inculcando responsabilidades. ¡Lo estás haciendo bien!
Por todas las mujeres. Por las que trabajan dentro y/o fuera de casa, por las que tienen o no hijos, por las que quieren ser mamás y por las que no, por las abuelas luchadoras. Por todas ellas ¡Enhorabuena por ser MUJER!
“Un pasito más, que, si se puede, uno y otro más, mujer valiente”. Manuel Carrasco.
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