En el trabajo anterior “Origen de Palmones” publicado en NOTICIAS DE LA VILLA el pasado día 24, situamos la historia de Palmones en la época moderna, exactamente a principios del siglo XIX cuando nació como núcleo de población, como consecuencia del Real Decreto de 28 de abril de 1793 “Repartimiento de terrenos incultos y declaración de las dehesas de pasto y labor” se repartieron, en al año 1800, 18 huertos y parcelas para salinas.
En Palmones no nos pude extrañar la explotación de la sal, datada desde la época romana, de hecho, trabajos como el de Macarena Lara Medina “La bahía de Algeciras en la antigüedad clásica. Balance y Perspectivas” publicado en la revista Almoraima nº 42, en 2011 donde dice: “Portus Albus, definido como puerto salinero, ha sido localizado por la historiografía en Palmones y a pesar de las parcas referencias históricas que tenemos, la única fuente literaria que hace referencia a su situación es el Itinerario de Antonino, que sitúa Portus Albus a seis millas romanas de la ciudad de Carteia” aunque con la lógica reserva: “las evidencias arqueológicas aún no nos han aportado ningún dato al respecto”.
Aprovechando el reparto de terreno varios miembros de la burguesía algecireña crearon la “Junta de Salinas de Algeciras” a esta junta se le entregó las parcelas para la explotación de la sal, la corona monopolizaba su comercio, considerándose las salinas de su propiedad, así como su explotación y venta denominado Estanco de la Sal, la junta sería la responsable de la explotación y venta, dando cuenta al Estado, representado por el Auditor de Marina el algecireño D. José Vargas-Machuca-Quintero (con propiedades en Palmones).
Con el objetivo de dinamizar el comercio de la sal a petición de la Junta, la Reina Isabel II, le otorga el 7 de enero de 1853 el benéfico de exención de impuestos de los buques que carguen sal. El cronista de Los Barrios, José Manuel Algarbani en su trabajo “Sobre las salinas de Palmones” publicado en NOTICIAS DE LA VILLA el 19 de julio de 2012 profundiza en esta Real Orden.
Además del control del Estado en el precio y venta de la sal la junta estaba obligada a pagar un canon de 185 reales de vellón al ayuntamiento de Los Barrios. En 1860 D. José Romero Martínez, casado con doña Micaela Quintero heredó de su padre la empresa “José Romero” dueña las 5/7 partes de las Salinas de Palmones. Para realizar una serie de inversiones su padre había pedido prestado a los Hermanos Larios de Gibraltar el 17 de agosto de 1856 la cantidad de 240.000 reales, que con el interés se incrementaba en 20.000 reales más. De esta cifra en junio de 1860 la empresa “José Romero” debía 70.000 reales, decide liquidar la deuda, vendiendo por la misma, las acciones de las salinas de Palomones a los hermanos Larios. De esta forma Los Larios entran en el negocio de la Sal que es liberalizado por el Estado en 1869.
José Romero padre, era natural de Estepona e intervino desde los años 20 del siglo XIX como inversor o como fiador de negocios que invertían en el recién nacido núcleo de Palmones, otro esteponero D. Ildefonso Vázquez, uno de los mayores compradores de tierras del reparto, en los años 30 y 40 dirigía la Junta Directiva de Caminos del Campo de Gibraltar y, por lo tanto, el responsable de subastar los derechos de tránsito de las barcas de los ríos Palmones y Guadarranque, la explotación era por un año, comenzando en junio, el mejor postor pagaba 40.000 reales de vellón (por meses anticipados) con la obligación de cobrar cuatro cuartos por el pasaje del corcho, carbón y curtido (el objeto de regular precio de esta carga era evitar abusos y que el puerto de Palmones fuera rentable). Con los 40.000 reales de vellón la Junta de Caminos arreglaba los caminos de secundarios de la comarca. En 1840 D. Andrés Arata y Ortiz era el responsable de la explotación de las barcas, puso como aval, dos almacenes bajos de mampostería y tejas y una casita baja (con sala y alcoba) y un patio grande a espaldas de los almacenes con cerca (todo contiguo) en la parte norte del río Palmones, lindera a levante con la huerta de D. Manuel Rodríguez y a poniente con el lucio (charco o laguna que queda en las marismas al retirarse las aguas) del empresario D. José Romero.