SOBRE NUESTRA VIDA

Sobre la anticipación, y cómo se nos va la motivación

>
 

Tantos días hablando de la actitud positiva, y veo en mí misma que estos días me estoy agotando y literalmente viniendo abajo.

No me culpo, no, me comprendo, especialmente teniendo en cuenta mi camino que me ha hecho llegar donde me encuentro ahora. Funcionaria docente, hace algo más de un año he dejado de trabajar como profesora en la función pública para poder darle forma y expresión a lo he venido a hacer en este mundo: ayudar, guiar y orientar a las personas que tienen un propósito de aprender. En mis 20 años como profesora de alemán en la Escuela Oficial de Idiomas he visto muchas personas que por estar mal consigo mismo y con sus vidas no consiguen avanzar con sus estudios del idioma. He visto profesores quemándose, y me he visto a mí misma quemándome, queriendo hacer lo imposible: hacer aprender a alumnos que no ponen, por los motivos que sean, de su parte.

En mi camino de formación y aprendizaje como terapeuta y persona, he entendido que los que “no ponen de su parte” son igualmente personas que “hacen lo que pueden”. Es decir, no saben hacer otra cosa en ese momento de su vida que boicotear su propio camino. Enfadados con el mundo y consigo mismo, se resignan y abandonan sus propósitos y sueños.

Mi propio sueño y propósito es facilitar el aprendizaje y el entendimiento entre las personas, ya sea en el sentido lingüístico o en ámbito de las relaciones humanas. El camino fue y está siendo largo, ya que para poder vivir y mantener a mi familia con esta actividad queda aún un trecho.

Y sí, me vengo abajo a ratos cuando veo que mis esfuerzos no llegan lo suficiente para poder ofrecerme a las personas y convertir mi actividad también en un sostén de vida.

Como funcionaria en excedencia tengo la opción de volver a la función pública. Y es cierto que mi trabajo docente está directamente relacionado con lo que quiero y me gusta hacer – enseñar, guiar, orientar. No obstante, siendo profesores en la función pública nos obliga a tantas trabas burocráticas formales que la verdadera misión de nuestro trabajo se queda en segunda fila. Y, es más: a muchas personas no les puedo ayudar porque necesitarían una atención más específica, individualizada, a un ritmo mucho más lento, adaptado a su condición y sus necesidades. De ahí que me entristece la idea de volver a agotar mi tiempo y energía en un trabajo donde no puedo dar lo que podría dar por verme limitada por un sistema público que por sus características tiende a ser inflexible y por ello, digamos, se pierde gran parte del objetivo real.

“Feliz es quien acepta lo que no se puede cambiar” – es cierto que no nos queda otra que aceptar cada situación que la vida nos brinda. En lo que a mí me respecta, aún tengo unos meses por delante en lo que estará por ver si de encuentro mi sitio para realizar mi proyecto y darme con todas mis capacidades. Si es así, será bienvenido, y si no, me adaptaré a lo que sea. Seguiré caminando, eso es seguro, y seguiré aprendiendo.

Las emociones no tan positivas que estoy describiendo aquí tienen su origen en una tendencia humana que se llama anticipación. Estoy proyectando al futuro que las cosas no marcharán como yo quisiera. Ese es el error: en los momentos en los que me vengo abajo se me olvida que solo existe el “aquí y ahora”, el día a día. Y es en el “aquí y ahora” cuando siembro mi intención y mi sueño. El resultado futuro no lo puedo controlar, pero sí puedo poner lo mejor de mi parte cada día. Y poner “lo mejor de mi parte” no es solo “pico y pala”, como me dice mi amigo Paco Clemente, sino también poner la intención y voluntad de estar bien y positiva, en definitiva: feliz de tener la oportunidad de crear, crecer y aprender.

Nunca sabemos lo que habrá mañana, pero hoy sembramos nuestro futuro, aunque no sepamos cómo será. Me lo apunto también, y me lo recordaré siempre.

Noticias de la Villa y su empresa editora Publimarkplus, S.L., no se hacen responsables de las opiniones realizadas por sus colaboradores, ni tiene porqué compartirlas necesariamente.

Noticias relacionadas

 
18 abril 2024 | José Antonio Hernández Guerrero
Procedimientos narrativos para descifrar la complejidad de la vida actual
 
15 abril 2024 | Patricio González García
Máxima gravedad