NOVENA PROVINCIA

¡Venga, todos al fútbol!

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Si, la suerte está echada y ya tenemos asumido que muchos ganarán y un puñado va a perder, pero lo que hay es lo que hay y la vida sigue.

Esa vida que sigue adelante comienza a parecerse (en España, por lo menos) a lo que era antes de que el Coronavirus llegase a nuestras vidas de forma abrupta, brutal y asesina.  Los campos de fútbol llenos, las noches convertidas ya se han convertido en fiestas interminables, todos al teatro, todos de compras, mascarillas solo si es estrictamente necesario y actitudes que nada tienen que ver con ese cuidado extremo que aprendimos a tener durante los meses duros de pandemia y que nos pedían hasta le extenuación. Incluso podremos volver a los centros de salud para que nos vean los médicos cara a cara.

El coronavirus llegó, se instaló y se nos queda para siempre. Como el de la gripe o como otros virus inofensivos con los que convivimos desde hace siglos. Las vacunas irán mejorando y creo que terminarán siendo esterilizantes. Los tratamientos clínicos llegarán y aliviarán los síntomas de los que se contagien por primera, segunda o enésima vez. Algunos seguirán pareciendo inmunes. Otros padecerán ese Coronavirus persistente que trae de cabeza a miles de personas que no han logrado volver a tener la misma vida que tenían antes de enfermar.

Moriremos un número significativo de personas al año, aunque serán cifras asumibles por todos para que, haciéndolo, podamos fingir que no pasa nada del otro mundo. La gripe se lleva por delante a más de 6.500 personas al año en España y nadie se ve en peligro. En unas semanas será similar nuestra actitud ante el coronavirus.

Los medios de comunicación ya van aflojando. La mina de noticias parece a punto de irse puesto que el interés ya se ha derrumbado. Ya apenas entra en un informativo el número de muertos o la incidencia. El exceso de información y el cansancio del personal ha podido con la presión mediática que se ha ejercido sobre una sociedad asustada. Se acabó la cosa salvo que se dispare por enésima vez una pandemia que parece importar cada día un poco menos a todo el mundo.

Hemos decidido, todos, que arriesgar es mucho mejor que no poder vivir con alegría y despreocupación; hemos decidido que el virus no va a poder con nosotros y que las bajas serán anecdóticas si las comparamos con las vidas que quedan por disfrutar. Y, además, es mucho más espectacular ver como las coladas de lava que arrasan parte de la isla de La Palma llegan al mar y agrandan la isla. Las cosas funcionan así. A ver si esta vez no estamos metiendo la pata. Suerte a todos.

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