NOVENA PROVINCIA

Y murió congelado

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Debo reconocer que no sabía quien era. Han sido las redes sociales quienes me han dicho quien era el muerto congelado en una calle de París.

Se trata del gran fotógrafo francés René Robert, que ha muerto trágicamente, de hipotermia en una calle y esto nos deja bien a las claras el mundo que hemos construido entre todos.

Salió a pasear de noche y se cayó al suelo, posiblemente por un mareo o por un infarto, vete tú a saber. Tenía 85 años. Nadie, absolutamente nadie, se paró a socorrerlo, quizá entendieran que era un mendigo que estaba durmiendo la mona en una esquina cualquiera, cosa muy habitual en París.

Pero fue precisamente un indigente quien le atendió y cuando descubrió que podía estar muerto llamó a una ambulancia, aunque ya nada se podía hacer por él, había fallecido de hipotermia, congelado, porque estuvo toda la noche tirado en el suelo a merced del frío y de la humedad de la capital de Francia en esta época del año.

He buscado su historia y he leído que era un enamorado del flamenco y ha venido a morir de una de las maneras más crueles, ignorado por todos, en plena calle.

Me aterra pensar que estuvo consciente el tiempo suficiente como para darse cuenta de lo que le estaba pasando, sólo en la calle, en el suelo, sin fuerzas para pedir socorro y viendo como nadie se paraba a preguntarle qué hacía en el suelo. O, igual, quien sabe, cayó al suelo ya sin sentido y no se enteró de nada.

Nadie se paró a socorrerlo porque el mundo que él fotografió no era como quiso verlo. Ni él ni nadie merece una muerte tan miserable.

Lorca se adelantó muchos años antes a esta historia con su poema de la soleá: Era madrugada. Nadie pudo asomarse a sus ojos abiertos al duro aire.

Pero es que hace sólo cinco días ha sido en Granada donde José Miguel Castillo ha muerto de un puñetazo brutal por un atraco y nadie se ha parado a socorrerlo.

Y me ha venido a la cabeza la muerte en Sevilla de un chico polaco, hace unos años (Piskozub) con 23 años y con 30 kilos de peso. Murió en un albergue y fue tremenda la soledad en la que vivió y en la que murió, porque murió rodeado de personas, pero en soledad. Lo fuimos dejando morir poco a poco.

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