Las relaciones entre la clase política y la periodística se mueven en una horquilla que va de la pasión al odio. Es la tónica de los medios de comunicación en España: vivir del conflicto -real o ficticio- y de las bodas -también reales o inventadas- con los responsables de la cosa pública.
En este intercambio, ambas partes salen favorecidas. Así, mientras el político nos cuenta sus supuestos logros, sus grandes planes para el futuro o las soluciones de algún problema en estilizadas y estudiadas notas de prensa o anuncios en redes sociales, el periodismo se ahorra el trabajo de preguntar, contrastar y redactar. limitándose, en demasiadas ocasiones, a un copia-pega no muy decoroso.
La cosa es aún mejor si se inventan algunas palabras mágicas que se conviertan en un eslogan resultón.
El famoso “IBI social” o las transformaciones que nos cuentan como eso de la “movilidad sostenible”, “Corredores verdes” o las “rutas culturales”, los fabulosos proyectos de las miles de viviendas sociales en alquiler , las continuas promesas del enlace ferroviario, la maravillosa «diversificación de la economía», unidades de atención temprana que se inauguran en la misma que ya estaba abierta… y así hasta el infinito y más allá.
Lo cierto, sin embargo, es que, a derecha o a la izquierda del panorama político nada cambia( Y lo tenemos muy cerca). Barrios olvidados, sin aceras y sin servicios. Calles y carreteras en las que hay que ir haciendo motocross o la cantidad de baches sin arreglar, listas de espera interminables en Sanidad, y pobreza, miles y miles de personas malviviendo en infraviviendas y malcomiendo gracias a sus infratrabajos.
Es lo que tiene gobernar a base de notas de prensa o de notas en las redes sociales, un trabajo ya hoy al alcance de una inteligencia artificial tan insensible como la estupidez natural.
Noticias de la Villa y su empresa editora Publimarkplus, S.L., no se hacen responsables de las opiniones realizadas por sus colaboradores, ni tiene porqué compartirlas necesariamente.
Etiquetas: