La amigdalitis, una infección aguda e inflamación de las amígdalas, afecta mucho más a los niños que a los adultos. La infección puede estar provocada por bacterias o por un virus, y resulta muy contagiosa.
Las amígdalas son nódulos esponjosos de tejido linfático que protegen la entrada a los sistemas respiratorio y digestivo . En el tracto respiratorio entran nuevas infecciones de forma continuada, y se cree que las amígdalas desempeñan un valioso papel al mantenerlas alejadas del tracto respiratorio inferior. Al hacerlo , las propias amígdalas se infectan y se inflaman.
Los síntomas característicos de la amigdalitis son el dolor de garganta, tos y dificultad para tragar. Las amígdalas inflamadas pueden cubrirse de unos diminutos puntos blancos llenos de pus; también es posible que los ganglios linfáticos del cuello se inflamen y existe el riesgo de sufrir fiebre.
La debilidad y la fatiga son normales como ocurre con los resfriados. En los adultos, trate la amigdalitis de forma muy similar a una gripe o un resfriado agudo. Quédese en la cama, tómese dos aspirinas cada cuatro horas y tome muchos líquidos, sobre todo agua.
Si la amigdalitis persiste durante dos o tres días, contacte con el medico, que tal vez decidirá recetarle antibióticos si cree que la infección es bacteriana. Los adultos deben abstenerse de ir a trabajar hasta que la inflamación haya desaparecido. La amigdalitis es muy contagiosa.
Niños
Los niños enferman de amigdalitis más fácilmente que los adultos porque todavía no han desarrollado resistencia a muchas infecciones. A medida que van adquiriendo inmunidad con la edad, los brotes cada vez son menos probables. A los 6 ó 7 años los niños ya han desarrollado resistencia.
Antes de que los antibióticos fuesen de uso general, era habitual extirpar las amígdalas a los niños. En la actualidad se considera el último recurso , y la operación se leva a cabo sólo en los casos de niños que sufren repetidamente esta enfermedad una vez cumplidos los siete años.
Los niños con síntomas de amigdalitis no deben acudir al colegio y deben permanecer en una habitación cálida, aunque no necesariamente en la cama. Para reducir la fiebre utilice paracetamo, nunca dé aspirinas a un niño menor de 12 años.
También es preciso tomar muchos líquidos, sobre todo agua. El apetito habrá desaparecido pero los alimentos blandos y fríos ( huevos revueltos, pures de fruta, incluso un helado pequeño) pueden resultar tentadores. Si la enfermedad no muestra signos de mejoría en el plazo de uno o dos días, consulte con el médico.
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