La resaca en Navidad: claves para evitarlas y mitos más comunes

 

Las celebraciones navideñas suelen venir acompañadas de comidas copiosas, sobremesas largas y, con frecuencia, consumo de alcohol. La resaca del día siguiente nos recuerda que el alcohol tiene un efecto fisiológico complejo más allá de lo social. Pero, ¿qué ocurre realmente en nuestro cuerpo y qué estrategias tienen respaldo científico para prevenirla?

El alcohol y tu organismo

Cuando consumimos alcohol (etanol), este se metaboliza principalmente en el hígado. Primero se transforma en acetaldehído, un compuesto mucho más tóxico que el alcohol, y después en acetato, menos dañino y eliminable. Cuando se ingiere mucho alcohol en poco tiempo, el hígado se satura y los niveles de acetaldehído se elevan, contribuyendo a síntomas clásicos de la resaca: dolor de cabeza, náuseas, cansancio, hipersensibilidad a la luz y al ruido, y malestar general.

Hidratación y alimentación: tus aliados

El alcohol actúa como diurético, favoreciendo la pérdida de líquidos y minerales esenciales. Esta deshidratación puede provocar contracción del tejido cerebral y dolor de cabeza. La recomendación más efectiva: alterna cada bebida alcohólica con un vaso de agua, y añade uno o dos vasos más antes de dormir. Comer antes de beber retrasa la absorción del alcohol y reduce los picos en sangre; los alimentos ricos en proteínas o grasas saludables actúan como amortiguadores.

¿Y los suplementos “stop-resaca”?

En farmacias y parafarmacias abundan suplementos etiquetados como “stop-resaca”, que combinan vitaminas del grupo B, minerales, antioxidantes y extractos vegetales. Sin embargo, la evidencia científica es escasa. No existen ensayos clínicos sólidos que demuestren que previenen o reducen significativamente la resaca. Su efecto real es limitado y muchas veces comparable al placebo. En el mejor de los casos, ayudan a reponer vitaminas o minerales, pero no actúan sobre el acetaldehído, la inflamación ni el estrés hepático.

Ibuprofeno o paracetamol

El paracetamol puede ser peligroso tras un exceso de alcohol por su metabolismo hepático y riesgo de toxicidad. El ibuprofeno evita ese riesgo hepático, pero puede irritar el estómago y aumentar el riesgo de gastritis o sangrado gastrointestinal si se toma en ayunas, por lo que tampoco se recomienda su uso.

Conclusión

La resaca es consecuencia de procesos fisiológicos bien conocidos. Ni los suplementos “stop-resaca” ni los analgésicos sustituyen las estrategias científicamente respaldadas: moderar el consumo, hidratarse, comer adecuadamente y descansar. Entender la fisiología y aplicar sentido común es la mejor receta para que la mañana siguiente no arruine la fiesta.

Referencias

[1] Verster, J. C., & Penning, R. (2010). Treatment and prevention of alcohol hangover. *Current Drug Abuse Reviews, 3*(2), 103–109. [https://doi.org/10.2174/1874473711003020103](https://doi.org/10.2174/1874473711003020103)

[2] Swift, R., & Davidson, D. (1998). Alcohol hangover: mechanisms and mediators. *Alcohol Health and Research World, 22*(1), 54–60.

[3] McGill, M. R., & Jaeschke, H. (2013). Metabolism and disposition of acetaminophen: recent advances in relation to hepatotoxicity. *Drug Metabolism Reviews, 45*(1), 87–101.

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