EN ROJO Y NEGRO

Felices Fiestas, Feliz Navidad ¡Qué más da!

 

En estas fechas hay varias maneras de saludarse. Las más utilizadas son Felices Fiestas o Feliz Navidad. La primera de ellas engloba la totalidad de las fechas festivas que abarcan desde el día 24 y 31 de diciembre, así como el 1 y 6 de enero. La segunda, Feliz Navidad, hace referencia exclusivamente a la noche del 24 de diciembre, día que el cristianismo celebra el parto de María y el correspondiente nacimiento del niño Jesús.

Esta diferencia, en la forma de transmitir los deseos de ser felices a los demás, puede no ser significativa o sí, dependiendo de la mayor o menor conciencia de quienes la utilizan. Hay quienes en el campo católico, afean a otras personas que no utilicen la felicitación navideña. Por otro lado, hay quienes pretenden censurarla. Un caso sonado en 2021 reflejó la polémica. Dicen que por error en una guía de la Unión Europea se recomendaba no utilizar la felicitación navideña, sustituyéndola por “felices fiestas”. Decían que por aquello de no molestar a las gentes no católicas. Contradictorios comportamientos que no deberían de existir, ya que, cuando alguien felicita, de una forma o de otra, traslada buenos sentimientos a quienes se dirige. Igualmente contradictorio es que en tiempos de “Paz y Amor” no falten reductos de intolerancia que pretenden prohibir el cómo se felicita. En este debacle soterrada hay quienes se pronuncian, como J.A. Sáez Calvo (periodista y director del medio digital almeriense Almería Hoy) que en su artículo “feliz Navidad, simplemente” se expresa de este modo: “El pluralismo no consiste en borrar lo propio, sino en convivir con lo ajeno desde una identidad segura, no acomplejada. Solo quien sabe quién es puede respetar de verdad al otro.”

El tema es para reflexionar, ya que simplemente pone de manifiesto la enorme influencia de la Iglesia Católica en la historia de España. Cómo sigue determinando, cargando de ideología el tiempo a través del calendario. ¿Por qué son festivos los días que el catolicismo celebra como hitos en su liturgia? Cuando todas las personas que vivían en España debían profesar la única y verdadera fe, parecería lógico argumentar que el calendario laboral, el laico, el común, coincidiera con el religioso. De ahí, no solo los días festivos excepcionales, sino el propio calendario semanal celebraba el “Dominicus dies”, el domingo, desbancando al nombre romano dies solis (‘día del sol’), como aún lo mantienen los ingleses con su “Sunday”. En otras religiones, como la hebrea, el día “santo” semanal es el sábado.

Cabe preguntarse si no ha llegado el tiempo de diferenciar lo laico de lo religioso. Esta España del siglo XXI mantiene una buena parte de la influencia milenaria católica y por ello parece normal que el calendario, que afecta a la totalidad de quienes en ella viven, crean en lo que crean, esté profundamente impregnado de los rituales religiosos cristianos. Sin embargo, esa “normalidad” no representa al común de la población española. Según la encuesta CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), en abril de 2025, “Principio del formulario

aproximadamente el 17-19% de la población se declara católico practicante, mientras que más de la mitad (alrededor del 53-55%) se identifica como católico en general, pero no practicante regular, mostrando una clara tendencia a la baja en la práctica religiosa”. Los datos muestran un profundo cambio en la orientación religiosa de la sociedad española. “De acuerdo con los datos de la Encuesta Social Europea analizados por Funcas, en 2002, el 60% de la población de entre 18 y 29 años se declaraba católica. En 2024, esa cifra ha caído al 32%. En contraste, entre los mayores de 70 años, aunque también se observa una caída, la identificación católica sigue siendo mayoritaria: del 89% en 2002 al 77% en 2024” (Infobae, Natalia Moreno, 3 Junio de 2025).

España se acerca a los 50 millones de habitantes (49,4) y un 50% se declara católico, alrededor de 25 millones. De estos, sólo algo más de 9 millones se declaran católicos practicantes. Y si del total de la población joven se declara católica un tercio, según los datos, el futuro muy cercano la cifra de personas católicas en España será casi una tercera parte. ¿Podría haber llegado el momento de reformular las relaciones Iglesia Católica Estado? ¿Debería actualizarse el calendario laboral desde una perspectiva laica (común)? ¿Esto supondría algún ataque al catolicismo? Si se trata de reflejar lo que une a todas las personas, evidentemente no. Nada impediría que la Iglesia católica mantuviera su calendario litúrgico. Nada obstaculizaría que los fieles pudieran celebrar sus manifestaciones religiosas públicas, menos aún privadas. No habría dificultad alguna para que la Iglesia Católica se financie directa y exclusivamente de sus fieles. Nadie puede pretender que se es más o menos persona en función de las creencias religiosas que se profesen, ¿O sí? El peligro de cualquier ideología se encuentra en que esta se manifieste como la única, la verdadera, excluyendo la posibilidad de que otras formas de pensamiento puedan prosperar. La religión, cualquiera de ellas, a estas alturas de la evolución de la humanidad, debe asumir que es una, no la única, manera de hacer posible la relación de las personas con la divinidad correspondiente. Cada cual entenderá, para sí, que su religión le aporta lo que necesita, reconociendo, al mismo tiempo, que otras personas puedan experimentar lo propio profesando otra religión diferente. Primero: Todas las personas son dignas de respeto. Segundo: Las ideas o creencias igualmente, siempre que se asuma lo primero. A partir de ahí que más da felicitar las Fiestas o las Navidades.

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