MENUDENCIAS BARREÑAS

Andar en las alcarias de Dos Barrios

Imaginar las primeras veredas y caminos que transitaban por las antiguas “alcarias de dos Barrios” entre los siglos XV a XVII, ayudaría a comprender mejor el posterior trazado de algunas de las principales calles de la “nueva población de Los Barrios” en el siglo XVIII.


Para ello interesa averiguar cuáles serían los primeros itinerarios marcados por el pisoteo habitual de animales y personas sobre aquel suelo, entre los acebuches donados por el duque de Medina Sidonia a su amigo y servidor Martín de Bocanegra a finales del siglo XV, para que los pudiese injertar en “aceitunos”.

Por lo que se sabe, el previsto injerto de esos acebuches en olivos o aceitunos no se llevó a efecto, porque no se menciona la existencia de ningún olivar, ni olivo, cuando llegaron los exiliados gibraltareños tras la pérdida de su ciudad (1704). El terreno probablemente seguiría ocupado por ganado vacuno, que con su deambular marcarían varias veredas.

Ya Carlos Gómez de Avellaneda Sabio en un catálogo sobre los edificios a proteger en el casco urbano de Los Barrios (1981), al ocuparse de la antigua Posada (de Grazalema) en la calle Santísimo, a la que le atribuía una antigüedad entre el siglo XVII y XVIII, comentó lo siguiente: “Determinar el origen de este edificio, puede resultar muy interesante para el estudio de la formación urbanística de Los Barrios. En él convergen en abanico las calles principales, que hacen pensar en caminos, luego convertidos en calles.”

Hay que puntualizar a Gómez de Avellaneda, que dicha Posada no pudo ser el primer lugar donde confluían los antiguos caminos o veredas, porque se construyó en 1779, cuando Los Barrios ya tenía casi completo el trazado de sus calles.

El verdadero lugar de convergencia original más bien fue el Pozo del Santísimo o de la Tinaja, a donde cada día irían a beber el ganado vacuno del entorno, pozo que según la tradición local que me trasmitió en su día nuestro ilustre paisano Isidro Gómez García (el autor de la letra del popular Himno de Los Barrios) era anterior a la formación de la población de Los Barrios en el siglo XVIII y además de posible origen árabe. Así pues ese ganado vacuno marcaría varias veredas o caminos hasta dicho pozo como abrevadero diario.

Una de esas veredas, quizá la principal o más larga y rectilínea empezaría en la unión del camino viejo de Algeciras con la cañada real y atravesando el actual Paseo continuaba por la margen derecha de la vaguada o arroyuelo llamado luego del Junco, vereda que ahora se corresponde con la calle de la Plata, que hacía un pequeño quiebro final coincidente con la calle Palma, en cuyo extremo estaba el Pozo del Santísimo, ahora oculto y reformado en el edificio con esquina a la calle Santísimo (la tienda de chuchería de Mario Salcedo).

Otra vereda partiría del llamado en su día “llano de Corbacho” y ahora en algún callejero “plaza de Pepe el Ditero” (2014), donde en la segunda mitad del siglo XX, se erigió una gran cruz de cemento, luego demolida por el propio Ayuntamiento (2009), al relacionarla con la memoria franquista, puesto que sustituiría a la anterior “Cruz de los Caídos”, que con grandes troncos de madera estaba colocada en la fachada de la Iglesia Parroquial.

De ahí, proseguiría dicha vereda por la calle Cruz hasta la Punta del Diamante o Plazuela de la Cruz. Pero poco antes se bifurcaría por la izquierda atravesando la plaza de las Marojas hasta alcanzar el Pozo del Santísimo. Mientras que desde la Punta del Diamante a su vez también se ramificaría de nuevo por las actuales calle Santa Ana y Perdón para confluir por último también en el referido Pozo del Santísimo.

Otra vereda llevaría desde alguna hacienda periférica de la Alcaidía (posterior Lazareto), para llegar junto al lugar donde se edificó la antigua ermita de San Isidro a finales del siglo XVII, y desde allí continuar por el tramo curvo y en pendiente que tiene la actual calle Santísimo hasta alcanzar dicho Pozo del Santísimo.

Al anterior llano citado de Corbacho (o plaza de Pepe el Ditero), también llegarían otras veredas que ya no se dirigían al Pozo del Santísimo. Una discurría transversal por la loma de la alcaria que estaba cercada de piedra seca, la actual calle Alcaría (sic. con acento en la “i”), indebidamente llamada hace años calle Alquería, hasta llegar al llano de Pilito, donde hace algún tiempo estuvo el Mercado de Abasto, construido a mediados del siglo XX, cuyo solar actualmente está ocupado por la Biblioteca Municipal.

La confluencia de varías veredas en ese mismo llano (o plaza de Pepe el Ditero), quizá se relacionaba con la necesidad de agrupar y comunicar el ganado vacuno con la cercana pasada de las Carretas en el arroyo de la Parrilla.

Quedaría por último mencionar un camino de circunvalación, que en la carta de donación del duque de Medina Sidonia se citaba como “soga toledana” alrededor de las “alcarias de dos Barrios”. Es decir camino que tenía de ancho de una “soga toledana”, cuya medida sería equivalente a partir del siglo XVI a ocho varas (6’68 m) y hacía las veces de servidumbre para el ganado y transito humano, a modo de linde externa o cinturón perimetral alrededor de las alcarias, solo marcado en el terreno por el continuo ir y venir de personas y animales con plena libertad, sin necesidad de ningún “mojón” o “señal” que lo delimitase (peña solitaria, piedras amontonadas, zanja u hoyo, árbol o matorral característico), sino solo la huella dejada en el suelo por dicho tránsito, cuyo testimonio y trazado todavía persistiría en varias calles actuales de Los Barrios, como mostraré en otra menudencia barreña cuando me ocupe de describir las primeras calles de la nueva población de Los Barrios en el siglo XVIII.

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