La verdad sobre la melatonina: ni milagrosa, ni peligrosa


 

Si últimamente te has preocupado al leer que la melatonina podría dañar el corazón, respira tranquilo. La ciencia dice otra cosa. Aunque algunos medios lo han presentado como una verdad alarmante, la realidad es que el supuesto estudio en el que se basan esas noticias ni siquiera ha sido publicado en una revista científica ni revisado por expertos, algo fundamental para considerar cualquier conclusión como fiable.

La melatonina es una hormona que fabrica nuestro propio cuerpo cuando cae la noche, indicándole al cerebro que es hora de dormir. Cuando alguien sufre insomnio o tiene alteraciones del horario (por ejemplo, por el trabajo nocturno o los viajes), se puede recurrir a suplementos para recuperar ese equilibrio.

El malentendido ha surgido porque algunos análisis estadísticos observaron que las personas que tomaban melatonina presentaban más eventos cardíacos. Pero eso no significa que la melatonina los provoque. Puede ocurrir, simplemente, que quienes tienen más problemas para dormir ya estén más expuestos a sufrir enfermedades cardiovasculares, algo demostrado desde hace años. Por ejemplo, hace algunos años un estudió sugirió que los fumadores presentaban menor problemas en las rodillas, sin embargo, no se puede decir que el tabaco proteja las articulaciones, la explicación se encontraría en que las personas fumadoras tienden a ser más sedentarias lo que implica que las articulaciones de los fumadores sufran menos. Es decir, correlación no implica causalidad y este mismo principio lo encontramos en la alarma mediática que ha asociado la melatonina con problemas cardíacos.

La investigación más sólida hasta la fecha indica que la melatonina, en dosis adecuadas y bajo supervisión médica, es segura y bien tolerada, incluso en tratamientos de varios meses. Aun así, los expertos recomiendan no abusar de ella, ya que un uso excesivo podría alterar la producción natural del organismo.

Y para quienes prefieran una opción más “natural”, el triptófano (un aminoácido presente en alimentos como los huevos, el plátano o las legumbres) ayuda al cuerpo a fabricar de forma natural tanto melatonina como serotonina, favoreciendo el descanso sin necesidad de suplementos.

En resumen, no hay motivos para la alarma. La melatonina no es un “enemigo del corazón”, sino una herramienta útil cuando se usa con sentido común. El verdadero riesgo está, una vez más, en los titulares sensacionalistas que duermen a la razón y despiertan el miedo.

Referencias:

  • [1] Brzezinski, A. (1997). Melatonin in humans. New England Journal of Medicine, 336(3), 186–195.
  • [2] Andersen, L. P. H., Gögenur, I., Rosenberg, J., & Reiter, R. J. (2016). The safety of melatonin in humans. Clinical Drug Investigation, 36(3), 169–175.

 

  • [3] Ferracioli-Oda, E., Qawasmi, A., & Bloch, M. H. (2013). Meta-analysis: Melatonin for the treatment of primary sleep disorders. PLoS ONE, 8(5), e63773.

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