Ladrón, nos robaste lo mejor


 

Hace pocas jornadas, en concreto el pasado día 21. se celebraba el día del peor de los ladrones, el que sin piedad y, sin necesidad de ampararse en la noche, pero con la mayor perversidad, nos roba lo que nadie debía quitarnos. Cuando somos objeto de ese desalmado nos convertimos en una marioneta vacía porque él mueve nuestros hilos de una manera desordenada y descontrolada, hasta que. de un tirón, nos deja totalmente sin nada, día a día va quitándonos nuestro yo para llegar a no saber quien somos, porque nos ha hecho sus más grandes esclavos.

Bien, pues dedicado a los que sufren ese robo y a los familiares que con ellos impotentes lo padecen, vayan estas líneas de un relato que es verdad para muchas familias cuando alguno de sus componentes es asaltado por tan terrible malvado.

Así es la situación en una casa que tiembla con el pánico a ese maldito :

A no ser que, como él, sea víctima propicia de ese salteador que, con alevosía, sin necesidad de valerse de la nocturnidad, me lleve lo que a nadie se le debe hurtar; siempre recordaré , al acabar mi jornada laboral, encontrar en la puerta de nuestra modesta casa a quien me dio el ser, mi padre, ese abuelo, sentado en una silla hablando con alguno de sus nietos o, simplemente callado, repasando el álbum de su vida.

Era una persona muy dinámica y activa, un hombre emprendedor amigo del deporte y entregado a su trabajo y familia, pero no habían pasado dos años de su jubilación cuando le robaron lo mejor.

Él, que había viajado y recorrido lugares y nunca perdió nada ni fue objeto de ningún atraco por caco alguno, cuando ya pensaba que no viajaría más, que pasaría su vida tranquila en su casa de campo en la aldea, lejos de cualquier riesgo, al igual que ese capitán de barco que ya queda en el puerto mirando la mar y viendo como otros navegan, entonces es cuando fue, en su domicilio, víctima del peor de los robos.

Un día, como acostumbraba, salió a pasear. Anochecía y no volvía. Estábamos preocupados; de improviso le vimos llegar acompañado de un guardia. Nos sorprendimos mucho cuando el agente nos dijo :-“¿ Es su padre?

Nos quedamos sin palabras y con nerviosa reacción, con dificultad para articularlas corrimos hacia él diciendo:-“¿ Papá , papá, has tenido un accidente, te han robado?”
Él, ni hablaba pero, el guardia nos dijo con voz triste:“ ¡ Sí lamentablemente creo que el ladrón que ya lo estaba acechando le está robando. Tengan cuidado!. Casos como el de su padre tenemos muchos hoy día. Y a ese delincuente no lo podemos esposar ni llevar a la cárcel, solamente debemos custodiar y amparar a la víctima. El pobre hombre ha caído en las manos del peor desalmado”

Agradecimos los servicios de aquel servidor del orden y, al empezar a hablar con el abuelo ya comprendimos todo lo que nos decía el guardia. Nos embargó la tristeza más grande solamente nos quedó recurrir a los servicios médicos para frenar el saqueo de aquel desalmado que le llevaba lo mejor, ese alzhéimer maldito, ladrón terrible .
No sabemos la hora ni cómo pero, de buenas a primeras, quedó sin su mejor tesoro. Más valiera que cualquier vulgar atracador le llevara sus caudales , pero en esta ocasión, el muy ladino, el que está registrado en las oficinas hospitalarias como el ladrón más malo porque entra en tu caja fuerte, en nuestro cerebro, como hizo en el de mi progenitor, sin usar llave maestra alguna y nos deja desprovistos de la mejor de las joyas que posee el ser humano, nos jaquea la memoria, a nuestro abuelo llegó a quitársela completamente.

Ese desalmado, un terrible intruso así obró con mi padre y lo dejó sin ella, quedó vacío total y, cuando una persona se halla en esa situación sus familiares sufren terriblemente, pues precisamente, cuando alguien llega a una edad avanzada, a esa que denominamos tercera edad es en la que más necesita del tesoro de la memoria, es como el más seguro y eficiente bastón para sujetarse en el mundo, pues el retroceder en el tiempo y recordar ese pasado es un ejercicio fundamental para aquel que ya tiene que verlo desde el espejo retrovisor del recuerdo.

¡Qué menos que no ser privado de lo que es tan necesario, los recuerdos! Esto es como si trabajas años y años y luego no tienes una pensión digna de que vivir. Si caminamos en la vida es para cuando llegue el momento poder estar activos con la mente, rebuscar en ese baúl craneal y no sentir nunca que se halla vacía, igual que es necesaria la compañía para espantar a ese otro demonio que es la soledad, también precisamos nuestro álbum de la memoria, repasar aquellas estampas del ayer para no perder la huellas de los que nos precedieron y, por supuesto de nosotros mismos. Pero él quedó sin saber que la tuvo y lo peor le quitó , el maldito ladrón, el pasado, ese camino recorrido, se lo borró totalmente y también le corta el presente ya que ni a nosotros, el pobre padre nos reconoce, cada día le va dañando más para llevarlo a un callejón sin salida, a morir sin saber que ha vivido, hay que fenecer pero que nos vayamos dándonos cuenta que la mano que nos acaricia o los labios que nos besan son los de tus familiares y no irse vacíos, tan vacíos que su despedida nos causó mucha aflicción porque cerraba los ojos y pensaba que estaba con unos extraños. Ni nuestros nombres sabía. Maldigo a ese ladrón que secuestra la mente de pobres ancianos que, tienen derecho a vivir con su cartera en el bolsillo y el baúl de su memoria lleno para usarlo cada vez que quiera pero, más lo maldigo porque nos roba el tesoro que supone para una familia tener a sus seres mayores lúcidos y no secuestrados en vida. .

Noticias de la Villa y su empresa editora Publimarkplus, S.L., no se hacen responsables de las opiniones realizadas por sus colaboradores, ni tiene porqué compartirlas necesariamente.

Noticias relacionadas

 
15 octubre 2025 | Patricio González García
Amistad
 
15 octubre 2025 | Rafael Fenoy Rico
Lo que la Biblia ha separado que no lo junte la Curia
 
15 octubre 2025 | José Antonio Hernández Guerrero
Las cuestiones filosóficas también nos interesan