El nombre Maldonado aún pervive en la toponimia urbana barreña identificando a dos calles barreñas (Maldonado y Vega Maldonado), situadas en el llano o vega que se extendió a principios del siglo XVIII por la margen derecha del arroyo de la Parrilla, junto a una de las alcarias, la que estaba cercada de piedra, donde algunos exiliados gibraltareños comenzaban a construir sus casas, cuyos terrenos el conde de Luque reclamaba como propios.
Desde mediados del siglo XVIII y hasta finales del siglo XX, en esos terrenos se fueron edificando diversas manzanas de casas, delimitadas por las actuales calles Maldonado y Vega de Maldonado y por la zona contigua a las avenidas Pablo Picasso y Antonio Machado. En el pleito del conde de Luque se menciona la existencia de dos pozos llamados de Maldonado, junto a un tercer pozo denominado de la Higuera. La referencia a tales pozos la dan seis testigos en sus respectivas declaraciones judiciales, que a continuación resumo.
El pozo de Maldonado más antiguo estaría próximo a una “casa-torre” y junto a la alcaria cercada de piedra donde algunos exilados gibraltareños construían sus viviendas. Tal pozo, según los testigos, estaba al lado de tres álamos blancos y tenía una pila de piedra de abrevar ganado. Esa pila se trasladó a un nuevo pozo, más grande y de mayor caudal de agua, también llamando de Maldonado. El motivo decían porque el pozo antiguo tendría poca agua, incluso alguno insinúa que se habría secado. El lugar exacto de ese pozo Maldonado es impreciso en el testimonio de los testigos, pero es evidente que estaba en la margen derecha del arroyo de la Parrilla y en el “llano de Maldonado” como ellos decían. Por eso dicho pozo estaría en el actual entorno urbano de las calles Maldonado y Vega Maldonado.
Recuerdo que de niño fui alguna vez al antiguo Matadero Municipal, situado en la vega de Maldonado, para que el veterinario don Emilio Chamizo analizase las vísceras de algún cerdo sacrificado en una matanza familiar. Allí oí decir a un matarife que sacaba agua del pozo interior que ese pozo era anterior al matadero y por eso tenía un uso público desde la calle. Ahora está tapado, pero acaso aún lo evoque la pequeña puerta cuadrada algo elevada del suelo, en el muro externo de la plazuela (Vega de Maldonado). Pero después de tantos años, no tengo plena certeza, si aquel matarife lo identificó con el antiguo pozo de Maldonado.
El segundo y posterior pozo de Maldonado, recuerdo que estaba junto al Puente de la Parrilla en la margen izquierda del arroyo homónimo y cerca de la casa donde entonces vivía con su familia Luis Rueda (a. Mascota), quien se encargaban del ganado vacuno que pastaba en el Cortijo Grande. En alguna cartografía consultada aparece un “punto” dibujado en dicho lugar, que tal vez representase aquel segundo pozo de Maldonado. Su ubicación actual estaría cerca del enorme eucalipto que hay a la entrada de la avenida Carlos Cano.
Recientemente alguien que lo conoció de cerca y recuerda mejor ese segundo pozo, me dijo que tenía un brocal grande y un cigüeñal o balancín de madera para extraer el agua, que se vertía en una pila de piedra para abrevar el ganado, que estaba pegada al mismo. Por tanto, esa pila debió ser la original, que se trasladó desde el anterior y primitivo pozo de Maldonado, la cual, si no se tiró como escombro, es posible que todavía se conserve.
Del tercer pozo mencionado por los testigos del pleito con el conde de Luque, el que ellos llamaban de la Higuera, no recuerdo haberlo visto de cerca en mi infancia o juventud. Alguien me dijo hace tiempo que estaba en la margen izquierda del arroyo de la Parrilla, más arriba del puente de igual nombre, donde ahora está la urbanización o barriada de Santa Rosa. Pero recientemente alguna otra persona consultada incluso duda de su existencia.
Respecto a quien se debe el nombre de Maldonado, en un trabajo anterior (Álvarez, 1993: 134) cité que un testigo del reiterado pleito atribuía el nombre del pozo de Maldonado a un Rodrigo Maldonado. Pero para otro testigo que allí no cité, el nombre procedería en cambio de un Antonio Maldonado, distinto de aquel. Además, en otro trabajo mío (Álvarez, 1997: 133) fijé que el topónimo Maldonado venía de Carlos Maldonado de Villegas, hijo del capitán Cristóbal Benítez Maldonado, que también arrendó ese terreno en el siglo XVII.
Ahora pienso que me precipité al derivar de Carlos Maldonado de Villegas ese topónimo, pues entonces no pensé que igual proceda del capitán Fernando Moreno Maldonado, que cité en un trabajo posterior (Álvarez, 2007: 62), a cuyos herederos Andrés de Villegas el Viejo compro la “casa-torre” que había cerca del pozo y los extensos terrenos de su entorno, que constituyeron el Cortijo Grande, descrito en otra menudencia barreña.
Quizá esos Antonio y Rodrigo Maldonado, que mencionan los testigos del pleito con el conde de Luque, sean los herederos de ese capitán Fernando Moreno Maldonado, citado en la documentación del mayorazgo de los Villegas gibraltareños. Así pues, a mediados del siglo XVIII, el nombre de tal capitán Moreno Maldonado, lo ignoraban los testigos del pleito con el conde de Luque, porque dicho capitán había vivido mucho tiempo antes en el siglo XVI.
Tal vez algún día encuentre un testimonio más exacto y fiable que me saque de dudas con la ubicación exacta de esos tres pozos que existían cuando llegaron los nuevos repobladores que huyeron de Gibraltar. Mientras tanto, seguiré divulgando mis conocimientos y recuerdos sobre el origen e historia de Los Barrios, aún incompletos, a pesar del interés y atención con que lo vengo estudiando y documentando desde hace tantos años.
Etiquetas: