El primero, las II Jornadas de Etnología y Cultura Popular, realizadas en la sede de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar (Algeciras), el pasado sábado 29 de marzo, y celebradas en honor del difunto historiador y etnólogo algecireño Juan Ignacio de Vicente Lara, donde habían inscritas dieciséis comunicaciones y una ponencia de clausura.
El segundo, las XVII Jornadas de Historia del Campo de Gibraltar, en la sede de la Garrison Library o Biblioteca de la Guarnición (Gibraltar), durante este último fin de semana, desde el viernes 4 al domingo 6 de abril, en honor del apreciado historiador gibraltareño Tito Benady, donde habían inscritas treinta y cuatro comunicaciones.
Las citadas jornadas etnológicas se desarrollaron en medio de una triste polémica entre la propuesta de nominar a Juan Ignacio de Vicente Lara titular del Museo Municipal de Algeciras y un informe adverso expuesto por Carlos Gómez de Avellaneda Sabio, cronista oficial de Algeciras, presidente de la Sección II del IECG y como tal organizador del evento.
En el programa del encuentro estaba prevista la participación de diversos investigadores o historiadores locales de Los Barrios, entre ellos Alfonso Pecino López, Geli Ariza Núñez, Domingo Mariscal Rivera y quien escribe, Manuel Álvarez Vázquez.
De todos ellos solo Alfonso Pecino, por la estrecha vinculación personal que le unía a Juan Ignacio, decidió no participar en las jornadas como rechazo al citado informe de Avellaneda, retirando las dos comunicaciones que presentaba. Una sobre los caminos públicos barreños y su inventario. La otra sobre la reciente recuperación de un horno de pan familiar en el Parque Natural de Los Alcornocales. Todos los demás participantes, salvo otro por su defunción previa, entendimos que el mejor homenaje póstumo a Juan Ignacio, era estar allí con nuestros trabajos elaborados tras largo tiempo de estudio o redacción y con su recuerdo presente.
En tal sentido Geli Ariza presentó su comunicación sobre una curiosa historia familiar en torno al hogar que fue tiempo atrás de su bisabuela María Jesús García (a. La Leona) en la calle Rosario, donde daba protagonismo a la vida cotidiana de dos entrañables mujeres, Tata y María Antonia Chamorro, que algunos de nosotros tuvimos ocasión de conocer.
Por mi parte, presenté dos comunicaciones, bajo una situación personal agridulce por dicha polémica, pues tanto Juan Ignacio de Vicente, como Carlos Gómez de Avellaneda, han sido dos referentes estimados y apreciados en mi actividad como historiador local y comarcal, más allá de tan desafortunada y extemporánea controversia.
Una comunicación mía fue sobre el origen del Pósito de Los Barrios y su uso dentro del ciclo del pan, donde muestro lo que se ha escrito o publicado hasta ahora, con sus aciertos y errores, haciendo una clara distinción entre su origen institucional (1763-1764) y la posterior construcción y ampliación del actual edificio (1768-1779), de notable singularidad entre los pósitos reales del reinado de Carlos III, considerado modélico en un destacado catálogo de esos edificios, publicado por la Junta de Andalucía, y tan espléndidamente restaurado que hasta merecería ser declarado Bien de Interés Cultural (B.I.C.) de Los Barrios.
En la otra comunicación mía describo la situación e importancia de los pozos y fuentes de Los Barrios en el siglo XVIII, basado en el contenido de un pleito del ayuntamiento barreño contra Tadeo de Coca, propietario del pozo que lleva su nombre (1781), que pretendía cobrar cierto precio por el agua sacada del mismo, frente a la gratuidad defendida por la institución municipal, que ilustré con una reproducción gráfica (1784), donde se dibujan algunos de esos principales pozos de Los Barrios, que supone la más antigua representación cartográfica hasta ahora conocida del casco urbano barreño y su entono inmediato.
Por último, Domingo Mariscal Rivera expuso una magnífica ponencia de clausura sobre el cancionero de tradición oral en el Campo de Gibraltar, entonada y cantada con su propia voz y acompañada de diversos instrumentos musicales, aunque no la pudo desarrollar íntegramente por falta de tiempo, como habría sido de desear por quienes le oímos.
En cuanto a las jornadas de historia en Gibraltar, también ha tuvo representación barreña. De un lado José Manuel Algarbani Rodríguez, actual cronista oficial de Los Barrios y experto en la historia de la II República y sublevación militar o represión acaudillada por el general Franco, que disertó del enigmático linense Emilio Griffiths Navarro, al que califica de hombre del general Queipo de Llano en la comarca y agente de sus tropelías. Tampoco debo olvidar, que Jose Antonio Ortega, presentó su interesante y novedoso trabajo sobre los regidores de Algeciras tras su conquista (1344-1369), investigación derivada de su reciente tesis doctoral.
Por mi parte, presenté otras dos comunicaciones. Una sobre la donación de las alcarias de “dos Barrios” (o Los Barrios) a Martín de Bocanegra por el duque de Medina Sidonia a finales del siglo XV, donde después de treinta y cinco años de mi descubrimiento (1990), por fin publico el texto integró de dicha donación, precedido de un breve estudio crítico.
La otra junto al gibraltareño Anthony W. Pitaluga y por acuerdo de la Sección I del IECG, que fue una amplia bibliografía en español e inglés de Tito Benady, gran persona y estimado historiador gibraltareño, defensor del buen entendimiento y colaboración entre Gibraltar y el Campo de Gibraltar, porque, a pesar de esa frontera que ahora nos separa, tenemos un pasado histórico común, que conviene no olvidar y precisa divulgarlo mejor a un lado y otro de ella.
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