EN ROJO Y NEGRO

Para cuándo el gran día planetario de la Educación Pública


 

¿Quién no le da importancia a la Educación? La Educación es considerada un valor por casi todas las personas. Aunque haya quien piense que la Educación desarrollada por el “sistema” no es tal y que forma parte de toda una estrategia de control de las sociedades humanas. Pero incluso estas personas consideran que una educación “buena” es imprescindible. Un acercamiento a las distintas teorías sobre la educación, permiten concluir que debe existir una manera de permitir que las nuevas generaciones puedan acceder al conjunto de aspectos culturales generados por las anteriores. La humanidad ha ido dando respuestas a las circunstancias que le han permitido sobrevivir. La acumulación de todas esas respuestas se denomina Cultura. Término que engloba los saberes que permiten el desarrollo de las personas, de las organizaciones sociales, las expresiones creativas de las mismas y las acciones que permiten la adaptación a, o la transformación de, la naturaleza para la supervivencia. Los organismos internacionales, que por cierto no son democráticos, vienen estableciendo días internaciones o mundiales de la Educación. Coincidiendo con el quinto aniversario de la Declaración sobre Escuelas Seguras,​ tiene lugar un compromiso intergubernamental, liderado por Noruega y Argentina en mayo de 2015. Éste subraya la responsabilidad de los países para prevenir ataques contra la educación y responder de manera urgente cuando estos ocurren. En ese momento se pensaba sólo en ataques deliberados a instituciones educativas, amenazas, secuestros, asesinatos de estudiantes y personal educativo, y el uso militar de instalaciones educativas. Al día de la fecha poco se sabe de reacciones internacionales efectivas en virtud de esta Declaración sobre Escuelas Seguras. Y deberían, los países que la firmaron, preguntarse si ha contribuido a cambios concretos en políticas y prácticas, salvando vidas y asegurando el futuro de estudiantes y educadores. El Día Internacional para la Protección de la Educación contra Ataques fue proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 29 de mayo de 2020.​ Esta resolución, presentada por el Estado de Catar y copatrocinada por 62 países, fue aprobada para “movilizar acciones que protejan la educación en situaciones de conflicto armado”. ¿Quién echa cuenta en Gaza o Ucrania? La lista de días internacionales recoge: El 8 de septiembre, el Día Internacional de la Alfabetización. El 5 de octubre, el Día Mundial de los Docentes. El 24 de enero, el Día Internacional de la Educación y el 1 de abril el día mundial de la Educación. El 30 enero, el Día Escolar de la No Violencia y la Paz (Día de la Paz). Y todo parece más que adecuado aunque no se cuestione el tipo de Educación que se supone hay que salvaguardar. Y sobre todo si todas las personas tienen garantizado el derecho a la educación.

La Educación aparece como uno de los derechos humanos de primer orden. Son pues los Estados quien debe garantizar este derecho, precisamente porque uno de los motivos que justifican el pago de impuestos es el garantizar los derechos humanos de la ciudadanía. La Educación, así como otros: los derechos a la salud, a la dependencia, a la seguridad… no son susceptibles de mercantilizarse porque todas las personas deben tener garantizado el acceso en igualdad de condiciones. Y aunque se aplica sistemáticamente aquello de “tanto tienes, tanto vales”, no debería seguir manteniéndose. La Educación privada, es uno de los pilares que lo mantienen, atentando directamente contra el derecho por igual de cualquier persona. Posiblemente será porque quienes dirigen los estados participan de los intereses de las grandes corporaciones privadas. Las religiosas, desde siempre, han pretendido monopolizar la educación con el objetivo de reproducir la ideología religiosa de su credo. Adoctrinar a las infantiles y juveniles mentes es un procedimiento eficaz para perpetuar su dominio sobre las conciencias y de esta forma controlar las conductas. Desde finales del siglo pasado estas grandes corporaciones, tanto laicas como religiosas,  han puesto su mirada en las haciendas públicas de los Estados, que por su naturaleza deben estar dedicadas a prestar servicios públicos, de todos y todas, a todas y todos. La Directiva Bolkestein, del parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea, dedicada a los servicios en el mercado interno, aprobada finalmente en noviembre de 2006, entrando en vigor el 28 de diciembre de 2009 (Directiva 123/2006/CE), ha permitido legitimar, legalizando, la actividad mercantil en la prestación de los servicios públicos (Compra venta de los derechos humanos), tanto en la Educación, la Sanidad, los transportes, la ayuda a la dependencia… Miles de millones, dinerarios públicos, son repartidos anualmente entre las grandes corporaciones privadas que no hace mucho se dedicaban la mayoría a la construcción: ACS, Ferrovial, Acciona, FCC, Sacyr, OHLA, entre otras.

Mirando con cierto detenimiento la escolarización, y su acelerada privatización mercantilista, es posible concretar por una parte: que se impide que la educación permita la adaptación de la inmensa mayoría de los escolares, del alumnado, a los nuevos y profundos cambios sociales económicos y culturales que ya se están produciendo y que generan paradojas e incoherencias más que evidentes creando un abismo entre las, cada vez más minoritarias élites y las “masas”.  La creciente privatización de la Educación en todos sus niveles, desde la etapa de 0 a 2 años hasta la universidad, orienta la organización escolar tanto en tiempos, ratios y recursos humanos y tecnológicos a obtener beneficios, sacrificando el desarrollo de valores que toda educación personalizada debe perseguir y alcanzar. Desde una perspectiva mercantilista toda educación es un costo, un gasto, y por tanto genera déficits. ¿Por qué tanto interés en privatizarla? Por otra parte, los sistemas escolares siguen reproduciendo patrones que persiguen la adaptación acrítica de la infancia y la juventud al modelo socio-político dominante. Al fin y al cabo las acreditaciones y titulaciones que dispensa legitiman las desigualdades, creando jerarquías meritocráticas por un lado e inyectando en la mayoría de la población, predestinada a servirlas, poca o nula autoestima. ¿Será éste el objetivo de las inversiones mercantiles privadas en Educación?

Las sociedades democráticas, verdaderamente democráticas, sólo son posibles si garantizan el principio de igualdad de oportunidades a cada una de las personas que las conforman desde el nacimiento. Ninguna iniciativa privada protegerá este principio. ¿Por qué no hay un rechazo generalizado, mayoritario, a la mercantilización de la Educación y de los otros servicios públicos?

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