Partidos políticos herencia del pasado


 

Rafael Fenoy Rico | Secretario de Comunicación Educación CGT

Basta recordar algo la historia para comprender como, en otro tiempo y con enormes dificultades para comunicarse las personas, fue necesario crear organizaciones que canalizaran las maneras de entender el gobierno de un pueblo. Nacen los partidos políticos, precisamente para hacer visible en la sociedad su ideario. Con vocación de difundir y recoger los apoyos necesarios para, una vez en el poder del estado, desarrollar determinadas políticas.

Las comunicaciones han mejorado una barbaridad. Nos encontramos en estos momentos inmersos en una vorágine comunicacional. Las ideas, iniciativas, campañas de todo tipo, reclamaciones, recogidas de firmas on-line, los eventos, los acontecimientos y sucesos se difunden al instante. Todas las persona parecemos estar muy informadas, eso sí, de sólo una parte mínima, infinitesimal, de la ingente cantidad de información que está disponible. Sin embargo, seguimos siendo ninguneados por quienes tienen el poder (el real). Ni siquiera quienes ostentan el poder (formal) se dignan en hablar con la ciudadanía, ni preguntarle sobre cómo recaudar recursos y como gastarlos, de la manera más adecuada a las necesidades de esa ciudadanía, que cada 4 años, más o menos, es “invitada” a elegir sus nuevos dictadores temporales.

En esta contradicción entre dirigente-dirigidos, el elemento más anacrónico es la existencia de los Partidos Políticos, que son considerados como los únicos entes encargados de hacer política, que por cierto, no significa de ningún modo ejercer el poder real. Porque hoy no es necesario pertenecer a ningún partido político para hacer política, es más en muchas ocasiones el estar en un Partido Político coarta esa capacidad. Millones de personas hacen política sin estar “encuadrados” en Partidos Políticos y muchas tienen que salirse de ellos para poder expresarse en libertad. Evidentemente las personas tenemos derecho a asociarnos libremente para crear estados de opinión en la sociedad, organizar cuantas acciones permitan la libre difusión del pensamiento y promover actuaciones a la ciudadanía para mejorar la sociedad donde se vive. Los Partidos Políticos, en su papel de asociaciones civiles, podrían desarrollar sus fines. ¿Por qué tanto interés en que la participación política del pueblo se realice únicamente a través de los Partidos Políticos? Quienes tienen el poder real, los poderosos de verdad, que no prodigan su identidad, es más, son celosos guardianes de su anonimato, necesitan crear la ficción de la soberanía popular, para mangonear el pueblo. Y esta ficción es más fácil de gestionar, si con unos pocos Partidos Políticos tienen que tratar. A esos poderosos reales, el poder decisorio del pueblo, les asusta, porque es más difícil de amoldar. Si se prodigaran los referéndums para aprobar las grandes leyes, que ordenan social y económicamente nuestro diario vivir, otro gallo cantaría. Pero como decía Serrat “Los muertos estamos en cautiverio, y no nos dejan salir del cementerio”.

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