Como cada año, tal día como hoy, se tiene la oportunidad de reflexionar sobre el sentimiento hispano. Mal le pude ir a cualquiera que no le tenga un apego a su tierra, a sus gentes y a su cultura. Por ello no es compatible definirla como “Fiesta Nacional” de España y pretender ser al mismo tiempo el día de la Hispanidad. Porque la Hispanidad va mucho más allá de España, como concepto y sentimiento. También yerran quienes la adornan esta fecha con un sentimiento castrense. Las armas son símbolos poderosos que conviene reservar para ocasiones que no deberían nunca presentarse. Es evidente que esta efeméride suscita confrontaciones que conviene conocer y valorar. Quienes se empeñen en resaltar todo lo que consideran negativo, relacionado con la historia de España, se excluyen voluntariamente de sentir la conexión con los millones de personas que han vivido y están viviendo y vivirán en el futuro el profundo sentimiento de formar parte, aunque esa parte sea minúscula, de la hispanidad. También hay quienes se concentran exclusivamente en la vivencia de una “españolidad” antagónica con el mundo mundial. A modo de hinchas forofos de un club deportivo no alcanzan a percibir el gran sentido de humanidad “global” que la hispanidad conlleva. Cualquier referencia a una “Madre Patria” enturbia el objetivo principal que pretende hermanar a todas las gentes que comparten la misma lengua y en buena medida la misma cultura. Todo un slogan se evoca en estas fechas “Nada que celebrar”. Sin duda que no sería ético celebrar la maldad que estuvo presente a lo largo de los más de 300 años de presencia de España en los territorios de ultramar. Sin embargo, la hispanidad contiene miles de acontecimientos positivos, verdaderos hitos del progreso humano, como por ejemplo las leyes de Indias, las de Burgos, Valladolid… las primeras que consideraban a las gentes indígenas americanas como iguales a las gentes de Castilla. Nunca antes en la historia de la humanidad se ha conocido que un pueblo invasor reconociera como iguales a los invadidos. Los abusos, crímenes contra la humanidad, que se desarrollaron a lo largo de la conquista-exploración de las nuevas tierras, fueron obra de los mismos filibusteros que ninguneando la ley cometieron y siguen cometiendo toda clase de desmanes. Responsabilidades tuvo la Corona de Castilla, sin duda, porque a pesar de encargar a filósofos y juristas eminentes la redacción de las leyes, no puso los medios para hacerla cumplir en toda su extensión, aunque hubo intentos. La historia de la “Conquista – Descubrimiento de la América hispana” está transida de medias verdades, verdades ocultadas, mentiras que pretenden justificar posiciones negativas con respecto a la Hispanidad. Quienes comprenden que la historia de esta realidad hispana está transida de luces y sombras no tienen el menor problema en asumirla en su globalidad y conmemorarla. Porque en esa historia han existido miles de villanos, forajidos, genocidas, dictadores, por un lado y millones de buenas gentes por el otro. La resultante cultural, que en este día se evoca, es la prueba de que esta generación asume su presente sin complejos. Mucha leyenda negra no ha podido oscurecer la luz y la generosidad de quienes se han sentido hermanados en la pertenencia a una realidad histórica llamada España, que no tiene la menor reserva de ampliarse a la Hispanidad. Así, de esta forma, quien nace en Caracas, Buenos Aires, Pamplona, Sevilla, Gibraltar, La Línea de la Concepción, Badajoz, Barcelona, Veracruz o ciudad de México, … en cualquier lugar que comparta esa cultura, dentro o fuera de la península ibérica, forma parte de la familia hispana. Sintiéndose una más de los 599 millones de hispanohablantes (https://www.inclusion.gob.es/web/cartaespana/-/el-espanol-una-lengua-con-mas-de-599-mi llones-de-hablantes) y, sin duda, también de los casi 8000 millones de seres humanos que habitan el Planeta Tierra. Los bastardos intereses económicos (fundamento del poder) siempre están al acecho para dividir, separar y confrontar, para echar a pelear a los pueblos. Quienes se han aprovechado de ellos, tanto en la península ibérica como en otros territorios, han utilizado el veneno anti-español para alimentar los nacionalismos independentistas. Y las gentes del pueblo, que han sido intoxicadas ideológicamente por ellos, les han comprado aquello de que “España nos roba”. Toda la mal llamada “independencia americana” está transida de cúpulas de poder que con la sangre del pueblo han amasado sus fortunas. Durante toda la primera mitad del siglo XIX, las grandes y poderosas familias criollas, en las llamadas luchas por la “independencia”, han sembrado de cadáveres la tierra americana española. Ocultaban decirle al pueblo indígena, que era ella, esa aristocracia criolla, la que los haría “dependientes”. En realidad, la lucha por la independencia americana no fue otra cosa que un cambio de amos. En España, cuando le faltaron los beneficios americanos a las aristocracias autóctonas, fueron ellas las que fomentaron las guerras dinásticas. Estos terribles acontecimientos -como las guerras Carlistas, o Marruecos- se cuentan muy a medias en los libros de historia que, dicen pretender formar el pensamiento de las nuevas generaciones. Nada se aclara sobre los oscuros y avariciosos intereses de quienes las promovieron. Los vencedores (los que mandan) se reparten los beneficios. El pueblo (de cualquiera de los bandos) se reparte el dolor, porque pone la sangre. Hace nada se conmemoraba el desastre de Anual, año 1921, originado por los intereses mineros de Alfonso XI en Marruecos. Bueno es conocer algo más la historia real, la de los pueblos, porque … “hubo vencedores y vencidos. Entre los vencidos, el pueblo llano pasaba hambre. Entre los vencedores el pueblo llano la pasaba también.” https://rojoynegro.info/articulo/in-memoriam-bertolt-brecht/. La fecha del 12 de octubre, la hispanidad como concepto, puede enfocarse de formas muy dispares. Como sentimiento es posible vivirla como recordatorio de ese hermanamiento de todas aquellas personas que comparten una misma lengua, soporte a una gran cultura global, que asume tanto lo bueno -para emularlo- como lo malo -para evitarlo-. Las generaciones que vivieron en todas las tierras de aquella España instan a que en el presente juntas las personas hispanas puedan conjurar todos los “dependentismos” ideológicos y económicos.
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