Desde el Sáhara a las carreteras, desde el campo a los combustibles y la pesca. Si algo se puede empeorar, lo están consiguiendo. Estamos llegando a la Tormenta Perfecta.
La situación en España se está degradando en estos últimos días a velocidad de auténtico vértigo entre autorizaciones y rectificaciones de los miembros del Gobierno y volantazos internacionales inexplicables que dan la sensación de que no hay nadie al mando y todo esto en medio de una crisis que puede dejar a España hipotecada para las próximas generaciones.
La guerra de Ucrania está dejando en evidencia las costuras de un Gobierno en el que cinco de sus ministros pusieron pegas en enviar armas a Ucrania para defenderse de la invasión rusa.
En medio de la crisis energética acelerada por la invasión rusa, Sánchez no tiene ninguna prisa en tomar medidas para intentar contener la subida que está ahogando a las familias vulnerables, al transporte, a la pesca, a la industria y a los agricultores.
Suecia, Polonia o Portugal ya lo han hecho. Nuestro Presidente lo retrasa todo hasta el día 29 porque insiste, como ya hizo con el IVA de las mascarillas hasta que los hechos le desmintieron, que tiene que esperar luz verde de Bruselas. Repito: Suecia, Portugal y Polonia ya lo han hecho.
Y lo más triste es que lo único que hace el Gobierno es descalificar las protestas tanto de ganaderos como del transporte. Y la primera negociación de la Ministra de Transportes con las patronales del transporte que no estaban en huelga ha logrado la cuadratura del círculo y es que estas asociaciones se han sumado a la huelga a la que también se han sumado las flotas pesqueras desde Galicia hasta Andalucía.
Y ellos siguen con sus anuncios y sus rectificaciones como el del precio tope de la energía en 180 euros que inmediatamente han tenido que recular.
Aquí no hay timón.
La vicepresidenta Calviño también se ha sumado a la cadena de rectificaciones y en una semana ha pasado a hablar de una bajada de impuestos a los combustibles como se les prometió a los presidentes autonómicos en La Palma, a decir que se estudiarán ayudas directas.
Y en medio de todo esto, el volantazo histórico sobre el Sáhara. Cuarenta años que desaparecen sin dar una sola explicación a la oposición que es lo mínimo porque puede tener sus razones, pero hay que explicarlas. Argelia, nuestro principal suministrador de gas, ha retirado el Embajador.
En definitiva, carreteras colapsadas, desabastecimiento de alimentos y combustibles, flota pesquera parada, campo movilizado y en ruina, la tormenta perfecta. Se necesita en Moncloa alguien que apague los fuegos y no que eche gasolina a los incendios.
Y mientras, Sánchez tocando la lira, y la oposición, escuchando.
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