NOVENA PROVINCIA

Descrédito

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La diplomacia marroquí no da puntada sin hilo. Y la diplomacia en ese país se decide en palacio. Lo mismo para filtrar la carta aquella en la que Pedro Sánchez daba un volantazo a la política en relación con el Sáhara Occidental que para, sabiendo las expectativas que se habían creado con la Reunión de Alto Nivel entre Marruecos y España, sorprender en el último minuto con la ausencia del rey Mohamed VI que se encuentra de vacaciones en Gabón.

Nada es improvisado y tanto el monarca marroquí como el Gobierno de ese país son conscientes de que se pueden permitir esos desaires, burlas o humillaciones -como cada uno prefiera-. La pregunta es por qué y, desgraciadamente, parece que la respuesta la tienen también solo en palacio. Pero no en el español, sino en el marroquí.

Si ya fue un papelón el de Pedro Sánchez, no es menor el del ministro Albares tratando de dar una explicación mínimamente solvente. La versión oficial sostiene que Sánchez sabía hace días que el rey marroquí no estaría y que por eso habían acordado hablar por teléfono. Si así fuera, pues se cancelaba el encuentro entre los dos gobiernos, se ahorraban Sánchez y sus ministros el ridículo y se dejaba el asunto para otro día. Qué más daba un mes adicional de espera, o seis… a fin de cuentas, una demora era más aceptable que la deshonra de verse plantado ante todo el mundo.

Visto ahora, Podemos acertó descolgándose del viaje. Se ahorraron así sus ministros el bochorno y, de paso, la contradicción. Como también se borró el presidente de la CEOE, enfadado como estaba por lo ocurrido con la subida del salario mínimo.

Al final, la Reunión de Alto Nivel se cierra con avances entre ministerios, estrechando lazos en materia de seguridad y también desde el punto de vista económico. Todo eso está muy bien y es necesario con un vecino que, además, es estratégico como muro de contención ante el yihadismo, en especial en esa tierra de nadie que es el Sahel. Pero el descrédito del Gobierno y en especial de su presidente pasa factura al país en su conjunto. Eso es lo que tiene que calibrar Sánchez, es lo que tiene que explicar -si lo consigue- el ministro Albares y es, en resumen, lo que debería llevar a ambos a contarnos por qué pasan estas cosas y por qué Marruecos se lo puede permitir. Esa es la clave de este ridículo como país. Es la pregunta que toca responder y no vale escudarse en un ‘off the record’, como hizo ayer el ministro Albares.

Resumiendo: una cumbre necesaria, pero con un ridículo de primera.

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