Puntualizacion al articulo: Recurso de una multa al presidente de la Junta de Andalucía


 

Sobre su artículo “Recurso de una multa al Presidente de la Junta de Andalucía”, publicado en el Diario Digital de la Villa, por mi parte me gustaría indicarle algunas cosas, aún cuando entiendo que se refiere al comportamiento de los políticos sobre todo, ya que en el caso de los funcionarios no se asemeja, ni de lejos, a la situación que vd. describe.

Por ello, si me lo permite, le comento mi experiencia personal. Llevo casi 30 años de funcionario de la Junta (29 para ser exactos), con oposiciones aprobadas sin enchufes, desempeñando una sección desde hace 4 años y todavía ni he conseguido cobrar 2.000 euros mensuales, ni tengo todas las ventajas (ni mucho menos) que vd. quiere para el hijo de su amigo.

Entro todos los días a trabajar a las 8 de la mañana (me tengo que levantar a las 6,30) hasta las 3 (con un cuarto de hora de cortesía); tardo 20 minutos en desayunar (media tostada y café porque el sueldo no dá para más); me he dado de baja por un gripazo enorme durante 8 días en los 29 años que llevo trabajando como funcionario, y en más de una ocasión no he agotado los días que me pertenecen de vacaciones y asuntos propios.

No estaría de más echar un vistazo hacia otros sectores laborales. Los funcionarios somos los primeros a los que se nos baja el sueldo, a los que se nos congela el sueldo  (lo hizo D. Felipe González y ahora D. Mariano Rajoy), somos los primeros a los que se nos sube el IRPF, en la declaración de la renta declaramos todo lo que ganamos ya que no tenemos dinero negro (evidentemente porque no podemos, como cualquier español que tenga ocasión). La burbuja inmobiliaria no supuso ninguna subida de sueldo espectacular para nosotros a pesar de la enorme bonanza económica (nos subieron en aquellas fechas un 2% como mucho un año, mientras que un peón de albañil por ejemplo, sin estudios ni preparación profesional especial, pasó de ganar 5.000 pesetas semanales a 15.000); todavía no he conseguido coger una beca de estudios para ninguno de mis dos hijos, por cierto muy buenos estudiantes (y en mi casa sólo entra mi sueldo); se nos hace un ERE de mala manera y con consentimiento de los padres de la patria y de los tribunales (se están cubriendo el 10% de los puestos de trabajo que quedan vacantes, la Junta lleva 4 años sin convocar oposiciones), se incumplen por parte del Gobierno los acuerdos laborales y salariales firmados ( el Sr. Aznar anuló el acuerdo social con una validez a la que restaban 3 años de aplicación y los tribunales dijeron que “agua y ajo” a los funcionarios) y cuando empiecen a quedar los servicios públicos desatendidos y haya que estar en la cola el doble de tiempo será que “los funcionarios no dan un palo al agua”. Somos realmente el escudo de los políticos, el parapeto que ponen delante de los ciudadanos para que soportemos sus iras cuando van a liquidar el impuesto de transmisiones, por ejemplo (evidentemente a nadie le gusta pagar y menos cuando se prestan unos servicios tercermundistas). Y encima muchos nos ven como los “fachas que viven de puta madre gracias a mis impuestos”, como si nosotros no pagaramos los mismos impuestos.

Trabajamos en la administración, con sus lagunas. Como en cualquier empresa unos trabajan mucho y otros se escaquean todo lo que pueden. Yo he trabajado en la privada muchos años y le puedo decir que también había gente que no hacía ni el intento. Pero tenemos la desgracia que desde el famoso articulo de Mariano José de Larra, somos “oficialmente” los vagos de España, los únicos culpables de los males de este país.

Yo lo que no sé es cuando vamos a tener los suficientes redaños todos los ciudadanos españoles para conseguir que todos los políticos dejen de cobrar sueldazos por no hacer nada, dietas de 150 euros diarios por ir a trabajar (son los únicos que cobran dietas, además del sueldo, por trabajar en este país), se les pagan los desplazamientos en primera clase… ¿Cuando van a ir en autobús o en metro al curro?, ¿cuando se van a pagar de su bolsillo el teléfono como cualquier hijo de vecino?, etc. etc.

No obstante, si tan bicoca es el trabajo de funcionario, cuando se celebren oposiciones cualquier ciudadano puede hacer lo mismo que hice yo en su momento: tirarse 2 años estudiando 5 horas diarias, pagando un preparador o una academia, machacarse 90 temas (Constitución, Estatuto de Autonomia, Gestión Financiera, Temas de personal, Seguridad Social, Derecho Administrativo, y la estrella: cultura general de la que te podía caer cualquier cosa desde la capital de Liberia al pico más alto de Australia, por poner un ejemplo). A todo ésto salieron 218 plazas para 8.500 opositores. Y si consigue sacar el número 2, como fue mi caso, es que como me dijo un vecino: “¡qué suerte has tenido!”. Evidentemente le dije “no la he tenido, la he buscado”. Nadie me ha regalado nada.

Por cierto, que para más información le puedo decir que he hecho la carrera en mi tiempo libre, robando tiempo de convivencia a mis hijos y a mi mujer, y pagando matrículas, libros y derechos de mi bolsillo. Para más abundancia tengo titulación superior a la que requiere mi puesto de trabajo y en un banco, por ejemplo, personas que desempeñan un trabajo similar al mío y con la misma titulación mía cobran unos 500 euros al més mas que yo.

Evidentemente hay una cosa que no tiene la empresa privada y que hace que me mantenga en mi puesto de funcionario: la estabilidad laboral, algo que yo y muchos de mis compañeros valoramos mucho.

Y es que yo entiendo que el mundo laboral (que no el mercado laboral) está destrozado, pero la culpa no la tenemos los que trabajamos y nos hemos esforzado para tener una cierta estabililidad laboral aún a costa de ganar algo menos. Además la solución no pasa por quitar  los derechos conseguidos por los trabajadores, sino en exigir para todos los trabajadores los mismos derechos que tienen los “privilegiados” funcionarios.

Yo sé que Vd., autor del artículo de marras (por cierto que le recuerdo que tambien es funcionario el médico que le cura sin cobrarle nada, el maestro que enseña a su hijo sin que le cueste nada, el ATS que le pone las inyecciones gratis, el bombero, el policía, etc.), está de acuerdo con lo que digo en un 70 ú 80 %, pero es que estamos muy quemados de que seamos siempre los mismos los que pagamos los platos rotos, y no sólo es en España, el ejemplo griego chorrea sangre. 

 

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