La nota de prensa emitida por el gabinete de prensa del Ayuntamiento de Los Barrios a instancias del señor Romero respecto al asunto de su cochecito deja bien a las claras la clase de persona de la que estamos hablando. A cualquier otro ciudadano que ocupando su lugar y en las mismas o similares circunstancias, sin ser un dechado de virtudes, hubiera hecho lo mismo seguro que no se le habría ocurrido difundir jamás a través de los medios de comunicación semejante noticia. De hecho, me consta que alcaldes y ediles de anteriores equipos de gobierno han tenido gestos tanto o más generosos atendiendo a las necesidades de la institución y jamás les dio por hacer alarde de ello públicamente. Me viene a la memoria el caso del concejal de IU, Pepe Tocón, por ejemplo, que ni siquiera contó nunca con teléfono móvil corporativo y hubo de ir a Cádiz y a Sevilla en su vehículo infinidad de veces, y al que cito en lugar de a otro para que no se me acuse de sociata fanático y acérrimo.
Pero, es más, también me consta que algunos trabajadores en más de una ocasión tuvieron que tirar de sus propios medios y recursos para salir del paso y llevar a cabo alguna tarea relacionada con el cometido de su puesto y tampoco se les ocurrió, que yo sepa, ir a divulgarlo por ahí a los cuatro vientos.
Creo que aquí viene que ni pintada aquella máxima: “haz el bien y no presumas de él” que se le exige a cualquier espíritu que se precie de íntegro, humilde y bondadoso y que, a lo que parece, el señor Romero no conoce, o sí conoce pero no se aplica, a pesar de los aires que se da de tipo recto, honrado, honesto e incorruptible, situado por encima del bien y el mal.
Estamos, pues, ante otra exhibición más de demagogia a la que este hombre nos tiene acostumbrados desde que se inició en la actividad política.
Por cierto, todavía no sé yo qué coche es el que el señor primer edil ha puesto a disposición de sus compañeros de filas en el Ayuntamiento: si es uno que ya tenía o si es uno que se acaba de comprar y de cuya adquisición todavía no nos hemos enterado. Aunque, evidentemente, lo sabremos.
Y como no puede haber demagogia sin cinismo, he aquí el botón de muestra que el insigne nos ha dejado esta semana. La causa: esa decisión judicial que le obliga a restituir en su puesto al que fuera secretario de alcaldía hasta el 13 de junio de 2011. Se ha tirado el tipo diez meses sin cumplir un mandato no recurrible del juzgado de lo social y tiene la desvergüenza de aceptar acatarlo cuando el coste de no hacerlo corre ya a cargo de su bolsillo y no de los bolsillos de los ciudadanos.
¿Qué les voy a contar? Lamentablemente hay peores ciegos que aquellos que no quieren ver, los que encima tampoco quieren escuchar y, ya puestos, ni leer.
No obstante, y como por suerte todavía hay quien ve, lo mejor que les ha podido pasar a los trabajadores despedidos y a la espera de juicio o sentencia es que este muchacho haya ido a comparecer a petición propia ante el juez de lo social. Se comenta que el magistrado se ha hecho ya una idea de la prepotencia y la desfachatez de quien hoy día es el alcalde de Los Barrios, por desgracia para los barreños, incluso, o sobre todo, la mayoría de aquellos que le votaron.
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