“Bancanieves y Los Siete Enanos Capitales”, por P. Pol


 

Érase una vez una Banca muy sana y pura como la misma nieve, por eso se llamaba , en ese país no lejano, Bancanieves. Era tan rica que la madrastra maldita, Crisis, la tenía en su punto de mira, la perseguía a muerte. Bancanieves quiso escapar de ella; primero cambio su melena rubia, la Peseta, luego se enamoró de Euro, el príncipe señor de Europa; precisamente, cuando Bancanieves se dio cuenta de que estaba perdida y atrapada en las redes de ésa maldita Crisis , intentó refugiarse en la fortaleza de éste enamorado suyo, Euro. De camino a conseguirlo el bosque social se tornó en un peligro pues, allí apareció un sicario de la madrastra, el brujo más malo, el que tienen por nombre Paro; no se presentó ofreciéndole manzana de oro, sino presentándole a los que simulaban ser inocentes gnomos y eran los más crueles monstruos, los Siete Enanos Capitales.

Soberbia fue el que primero embaucó a la joven haciéndole creer que ella era la más rica y pudiente, para volverla arrogante, presumida y jactanciosa, olvidándose de la penosa realidad.

El enano Envidia, asolapado como una serpiente le provocaba ese mal querer hacia las demás y la tornaba en un ser que no descansaba porque creía, con razón, que otras bancas eran más fuertes y, por tanto, más deseadas y codiciadas que ella.

Si esto no era bastante Lujuria, ese enano promiscuo, la incitaba a llevar una vida disipada y, si podía ser, al lado de su gemelo, Gula. A ella la fiesta lasciva no le disgustaba ni descartaba, pues el dinero parece que corre en los sitios de antro y vicio; con quien ya no estaba tan de acuerdo era con Gula, pues , como ser femenino, le gustaba tener un buen físico y si a ése diminuto y minúsculo ente , hacia caso se convertía como él en cesto y tonel, por eso rechazaba, con delicadeza, la buena mesa . Pero era Gula el que le estaba a ella, sí , a Bancanieves, royéndole hasta los huesos.

Pereza, ese si que la tenía dominada, no movía un solo dedo porque decía que ella lo poseía todo; creía que sus arcas estaban repletas y se olvidaba que Crisis, su madrastra se las estaba esquilmando, ni siquiera , por Pereza, comprobaba el estado de la Bolsa ni seguía sus duras bajadas.

Avaricia le tentaba para, como Banca que era, atesorar, pero no sabía Bancanieves que los bienes crematísticos son para que circulen y nada de acumularlos mientras otros los precisan, la moneda es circular para rodar y si es billete, de papel para volar; puede que al hacer tanto caso a este enano maléfico , al volverse egoísta y poner a todo interés tan desorbitado, colmó la paciencia y el enano más terrible, el que nunca debe hacer acto de presencia, Ira, comenzó a alterar y perturbar todo porque sabía que sus otros hermanos ( Soberbia, Envidia, Lujuria … ) los otros seis, la estaban matando y, encima con muy buenas maneras y modales, los propios de la maga del cuento de verdad, zalameros y aduladores pero quitándote las entrañas y desangrándola viva. Él no es que quiera defenderla , es que sabe, que si ella se muere, como las dotes que tiene no son bienes propios, pues son de todos, se hunde el patrimonio comunitario entero. Ira, con gritos se alza y sus mismos hermanos de sangre le increpan denominándole ” Indignado”. Sale a la pradera, sube a la montaña, marcha a la Plaza del Sol o de la misma Luna y tras él son muchos pobladores los que le siguen porque, al igual que él , ese enano díscolo, están de acuerdo que hay que salvar a Bancanieves de su madrastra Crisis. Llaman a las Virtudes, quieren que les ayuden, pero por todos los caminos encuentran direcciones prohibidas, buscan huellas, intentan descubrir el elixir desencantador, la pócima que devuelva la vida a Bancanieves pero no hay pista alguna, solamente recortes, recortes y alguien les dice que Tijeras es la única que puede acabar con la lacra de esa madrastra , Crisis. Sí, inactividad forzosa para todos menos para Tijeras y quien las usa. Ella esa herramienta cortante, proclaman muchas voces, que es la palanca de primer orden para acabar con los males de Bancanieves, y que hay que tener confianza en los ejércitos monetarios del príncipe Euro, esas legiones de miles de millones , que batallan por superar las barreras que pone Crisis para que no llegue a darle el beso a Bancanieves que está muy malita, grave siendo ella misma culpable. Espera y desespera que ese adalid, Euro, la salve y rescate de los Enanos Capitales que la están devorando . Creemos que puede haber otras vías más adecuadas que la que protagoniza y lidera el gnomo Ira, lo importante es hallarlas. Muchos son los zahories que, como iluminados, proclaman haberlas encontrado y desde el escaño , unos con la tijera en la mano y otros sin ella, todos gritan y maldicen a Crisis y a su fiel acólito el demoníaco Paro, pero en su vehemencia se olvidan de que la culpa de todo la tienen los Enanos Capitales , unos por devorar viva a la Bancanieves y el denominado Ira por, aprovechar la situación, para proclamarse el campeón y crear discordia donde debe haber unión, pues ante el peligro nada se soluciona con la violenta división. Lo cierto es que Bancanieves está agónica y todos lo estamos con ella si ese príncipe, sea Euro o quien sea, no le da el beso que la despierte definitivamente y , con esa actuación, la madrastra Crisis escape despavorida y el mago Paro derrotado o, al menos, muy frenado para que, al verse incapaz, huya y nunca más vuelvan por estos pagos aunque sabemos que en este bosque social siempre quedarán, más o menos escondidos, los Enanos Capitales, que en cada árbol de vida pueden aparecer todos en cualquier momento, pero con esa espada de Damocles vivimos, el mérito está en frente a ellos utilizar como antídoto las Gigantes Virtudes y entonces el cuento se habrá acabado para algunos porque no habrá malos agoreros ni profetas que anuncian cataclismos. En cada hogar se dejará de leer el cuento realidad que nunca debió empezar porque Bancanieves supo a él ponerle el más grandioso y brillante final ya que ella , y solamente ella , con la ayuda de millones de anónimos enanos pobres pero ricos , en lo más valioso, las ganas de hacer país, pueden quitarse el hechizo de Crisis , que marchó viendo correr ríos de dinero en los que podía quedar ahogada y , el brujo Paro perdió sus maléficos poderes al ver trabajo por doquier y sintiéndose impotente para conseguir ni un solo adepto . Colorín colorado, azul azulado entre todos demos color a lo que parece estar muy negro y, si para este relato llegó su final también , antes de acabar el año, Bancanieves se reanime y La Crisis tenga su merecida fin, pues si en las historias y leyendas el malo siempre muere, más mala que esta Crisis no hemos conocido ninguna. Que nuestros niños siempre puedan tener en su vida felices sueños y nosotros, los adultos, no tengamos que esconder debajo de nuestra almohada social el cuento anónimo del que todos, en mayor o menor grado, somos sus directos o indirectos coautores.

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