Pasan los días y poco a poco, nos vamos acercando a la Navidad, unas fiestas que para unos se convierten en un símbolo de celebración, reunión con la familia, con los amigos, comidas y cenas, compras, regalos, adornos navideños en las casas, en las calles, el nacimiento de Jesús para la comunidad cristiana y un sinfín de cosas más, que nos acompañan para traernos mayor felicidad en esta última época del año, sin embargo, para otras personas son unas fechas que borrarían del calendario, porque cuando éstas se acercan, el sentimiento de tristeza y melancolía inunda su corazón: aparecen recuerdos de seres queridos que ya no están o de personas que se encuentran lejos, acontecimientos pasados vividos en estas fiestas que fueron negativos, se echa de menos a miembros de la familia que viven fuera de nuestros hogares que por motivos profesionales no nos pueden acompañar y el espíritu navideño que nos venden en la publicidad, de cómo tenemos que disfrutar y ser felices, que no se corresponde nada con la idea que cada cual tenemos de lo que es la felicidad… por éstos y muchos más síntomas podemos decir que esta persona está pasando por una depresión navideña.
Ante este estado de ánimo ¿Qué podemos hacer para encontrarnos mejor? pensar en recuerdos agradables vividos con esas personas que no están, compartir esos momentos con los tuyos, estar bien consigo mismo y encontrar paz y tranquilidad, y por último, y una de las más importantes, buscar nuestra fuente de felicidad, esa a la que nosotros mismos le damos sentido cada día y por la que vinimos a este llamado mundo
Noticias de la Villa y su empresa editora Publimarkplus, S.L., no se hacen responsables de las opiniones realizadas por sus colaboradores, ni tiene porqué compartirlas necesariamente.
