José Antonio Ortega Espinosa. jaortega@jaortega.es | Periodista y escritor
Me han llegado rumores de que Rajoy y Rubalcaba han hablado por teléfono estas Navidades, y no sólo para felicitarse mutuamente, y mucho menos por lo bien que lo están haciendo, sino para plantearse la posibilidad de un gran acuerdo de estado y consensuar medidas para sacar al país de la difícil situación en la que se encuentra.
Por fuentes del todo solventes he sabido que dicho acuerdo pasa: por una reforma de la reforma laboral aprobada en febrero; la derogación de la ley de tasas judiciales; la anulación de los cambios introducidos en la ley que regula el derecho al aborto; la paralización de la reaccionaria reforma de la educación auspiciada por Wert y la suspensión de los recortes en sanidad aplicados hasta la fecha. Y he sabido, igualmente, que se baraja la posible firma de un pacto nacional en defensa de los servicios públicos, y contra su privatización indiscriminada, fundado en el principio históricamente constatado de que ningún mercado libre reasigna justa y equitativamente los recursos si no es con la intervención de una autoridad legítimamente instituida que corrija fallos y desviaciones.
En círculos cercanos a Génova y Ferraz se comenta que se está estudiando establecer un impuesto especial a las grandes fortunas, incluidas las que se esconden tras las sicav’s, recuperar de manera definitiva el impuesto sobre el patrimonio y gravar con un mayor tipo las rentas de capital, así como perseguir en lugar de indultar a los defraudadores de Hacienda. También se asegura que se está estudiando una reforma de la ley hipotecaria, ampliar la protección contra los desahucios y exigir, con carácter retroactivo, la devolución de sobresueldos e indemnizaciones a exconsejeros y exdirectivos de bancos que han sido rescatados.
No se ha incluido en la agenda el debate territorial, a pesar de que las intenciones secesionistas del nuevo gobierno de la Generalitat de Cataluña siguen adelante, aunque tampoco se descarta que el asunto se lleve a la mesa y se aborde incluso una futura reforma de la Constitución, para avanzar hacia la transformación de España en un estado federal, sin que abrir la vía a dicha posibilidad suponga poco menos que el fin de nuestra civilización tal y como hasta ahora la hemos conocido.
Dicen, no obstante, que será pilar fundamental del acuerdo en ciernes la creación de un frente común PP-PSOE ante las autoridades de Bruselas para reclamar: la puesta en marcha de un BCE que funcione como tal; la modificación de las normas por las que se regulan los mercados financieros, y especialmente los de deuda soberana, para evitar los excesos de especulación y los chantajes a las economías de los pueblos; relajar los límites de déficit exigidos por la convergencia y aplazar los objetivos de la consolidación fiscal, no uno sino varios años, si ello fuera necesario, se ponga como se ponga la Sra. Merkel, y la dotación de un fondo para la implementación de políticas activas de empleo y la creación de unos 10 millones de puestos de trabajo en el Viejo Continente durante el lustro que viene. Todo ello, sin relegar a un segundo plano, la aspiración de llevar a cabo una reestructuración de las instituciones europeas para convertir la Unión en un estado plurinacional y auténticamente democrático.
Por lo que ha trascendido, y aunque hace sólo días una cosa así fuera inimaginable, el programa de ese frente común contempla propuestas como el incremento de la ayuda a la cooperación internacional en la lucha contra la pobreza o la necesidad de una posición firme y unánime de Europa en la búsqueda de la paz y la propagación de la libertad y la democracia en el mundo, entre otras de similar índole.
¿Se lo pueden creer? Yo tampoco. Pero por desearlo y pedirlo a quien corresponda ?la divina providencia, tal vez? que no quede.
Feliz día de los Santos Inocentes y próspero 2013.
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